Traducción: Laura Vallejo
SALT LAKE CITY — Veintisiete mujeres de diferentes parroquias a lo largo y ancho de la diócesis, fueron honradas durante el banquete 2022 de el DCCW de la Diócesis de Salt Lake City realizado el 23 de abril.
El banquete fue parte de la convención anual del DCCW, la cual este año se realizó del 23 al 24 de abril en el hotel Sheraton en Salt Lake City. El número de asistentes a la convención fue de 253 personas, 35 de las cuales asistieron por primera vez. Más de 400 asis-tieron al banquete. La ponencia estuvo a cargo de Dan Misleh del ‘Catholic Climate Covenant’ quien habló de “El Desarrollo Integral Humano: La llave para nuestro futuro en un mundo amenazado por el clima.”
Otros ponentes fueron el diácono Mike Bulson cuyo tema fue “Creando un todo en un Mundo roto- una conversación entre Thomas Merton y el Papa Francisco.” Gale Kasan, residente de Seattle Washington, compartió una historia de fe. Elizabeth Canto, graduada del Programa Echo del Instituto de Vida Parroquia de la Universidad de Notre Dame, habló sobre la importancia de la integración de servicios en la vida y Jean Hill, directora de la Oficina diocesana de Vida, Justicia y Paz habló sobre “el Laudato Si en Utah.”
Antes del banquete, el Obispo Oscar A. Solis, celebró una Misa en la Catedral de la Magdalena. Concelebrando estuvieron monseñor Colin F. Bircumshaw vicario general; Monseñor Terrence J. Fitzgeral, vicario general emérito; el padre Martin Diaz, rector de la Catedral y el padre Ariel Durian, consejero espiritual del DCCW y administrador de la parroquia de St. Peter en American Fork.
Durante sus comentarios en el banquete el Obispo Solís agradeció a los miembros del DCCW por ser “socios brillantes y activos en la misión de la evangelización de la Iglesia Católica aquí, en el estado de Utah. Su servicio es la epítome de lo que significa ser un discípulo de Cristo.”
El Obispo animó a las mujeres a seguir su trabajo de defensoría. “Ustedes tienen un papel importante y vital , no solo en la Iglesia en Utah sino en la Iglesia Universal, la Iglesia Católica del mundo,” dijo el Obispo.
Cada Mujer del Año ofrece contribuciones únicas en su pa-rroquia. Ellas enseñan clases de educación religiosa, son lectores y ministros extraordinarios de la Eucaristía, y trabajan en los bancos de alimentos de sus parroquias, así como son voluntarias en organizaciones comunitarias.
Por ejemplo, Julie Quintana de la parroquia de Sr. Peter, durante 10 años ha servido como catequis-ta, así como lector, uy miembro del consejo de mujeres parroquial, “y alcanza a todas las personas de la parroquia en pequeñas formas cuando el Señor llama,” se lee en su nominación. “Julie ha servido como facilitadora para la respuesta de la parroquia en el proceso del Sínodo. Ella esta activa con la comunidad con los indigentes, la defensoría de banqueta y el PLUWomen.
Las mujeres del DCCW también son modelos de espiritualidad. Por ejemplo, Pamela Martin Cuch de la Iglesia de St. Helen, “quien actualmente está guiando a sus nietos en su camino espiritual asistiendo a las clases de CCD, asegurándose que sus hijos asistan a Misa regularmente y participen en las ceremonias tradicionales,” como miembros de la Tribu India del Norte Ute y de la Tribu Uintah.
De manera muy similar Amada Hernandez Padilla de la parroquia de San Padro y San Pablo reúne a sus hijos, a sus cónyuges y a sus nietos en su casa todos los lunes para orar el Rosario.
La nominación de Juanita Topham de la parroquia de St. Rose of Lima se lee: “Podríamos decir una gran lista de todos sus logros, pero lo que hace que Juanita sea especial no es tanto lo que hace sino como lo hace. Su corazón es uno de servicio- ella siempre busca maneras de demostrar su amor por Cristo estando presente en la vida de los demás. La describimos como un pan recién horneado, fresco y calientito. Es una verdadera alegría la que ella irradia en los demás.”
Similarmente, Cecile Wanner de la parroquia de St. Olaf quien ayuda a brindar el almuerzo a los estudiantes de la escuela parroquial, y quien ayudó a coordinar las recepciones para los funerales en la parroquia y visita a las personas que no pueden salir de sus hogares, entre otros ministerios. “siempre es la primer voluntaria; ella vive su fe con un espíritu de amor, cuidado y bondad,” se lee en su nominación.
Un reconocimiento único otorgado este año fue para Nell Hanlon de la parroquia de Our Lady of Lourdes en Magna quien fue seleccionada después de fallecer.
Hanlon quien por largo tiempo fue miembro de la parroquia, había aceptado el papel de presidenta del comité parroquial del DDD pero en septiembre del 2021 falleció. Su nominación recalcó su trabajo en la cena anual espagueti de la parroquia, en el festival Uinta y el torneo de golf, “y apoyando cualquier evento de recaudación fe fondos realizado en la parroquia. Fue miembro del Consejo de Mujeres Católicas, ministro Eucarístico y enseñó clases de confirmación. Además ella apoyaba sirviendo los almuerzos en los funerales y apoyando activamente al grupo juvenil… Nell fue muy generosa con si tiempo y talentos y siempre estuvo dispuesta a dar la mano con una hermosa sonrisa en su rostro. Ella vivió su fe con amor por su parroquia así como a su familia parroquial.”
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