Como pastor de la Iglesia Católica en Utah, junto con los Obispos de los Estados Unidos, expreso mi aflicción personal, angustia y enojo por los abusos sexuales cometidos por algunos de nuestros sacerdotes, obispos y otros líderes de la Iglesia a nuestros niños, jóvenes y adultos a quienes debemos servir y proteger. Sus pecados han traído dolor y vergüenza a mucha gente. Es angustiante que algunos de los líderes de nuestra iglesia hayan manejado mal las acusaciones de abuso y hayan ocultado tales actos pecaminosos. Otros no hicieron nada para evitar este comportamiento desviado mientras que algunos no fueron considerados responsables e incluso se les permitió asumir posiciones más elevadas en nuestra Iglesia.
Me uno a nuestra comunidad católica y a otras personas de todas partes que se sienten desconcertadas, indignadas y escandalizadas por las pasadas y recientes revelaciones de estas perversidades y el mal manejo de las denuncias de abuso por parte de algunas autoridades de la iglesia. Estoy verdaderamente humillado y avergonzado de que esto esté sucediendo en nuestra Iglesia.
En vista de lo anterior, pido perdón por las malas acciones de mis hermanos sacerdotes, obispos y otros ministros de la iglesia por fallar en nuestra responsabilidad de ser los verdaderos pastores a los que Cristo nos llamó a ser. También pido sus oraciones por todas las víctimas y por los sobrevivientes de abuso sexual para que puedan presentarse para recibir ayuda, apoyo y la sanación que necesitan. Oremos por abusadores y perpetradores de estos crímenes que traen dolor y sufrimiento tremendo en sus vidas y familias, así como también para nuestros líderes de la iglesia, para que puedan llevar a cabo un compromiso más vigoroso y renovado en la seguridad y protección de todas las personas bajo nuestro cuidado. Nuestra Diócesis de Salt Lake City se compromete a tomar medidas de la mejor manera posible para revisar nuestras políticas y normas con la esperanza y la oración de que podamos evitar que estos pecados vuelvan a ocurrir.
El 7 de septiembre de 2018, primer viernes del mes, pido a todos los pastores de nuestras parroquias, misiones y directores de todas las escuelas católicas de toda la diócesis que dediquen un día de oración, reparación y penitencia por los pecados cometidos por nuestros sacerdotes, obispos y otros líderes eclesiales. Recordemos especialmente a todas las víctimas de abuso sexual y a sus seres queridos por la paz y la sanación. Dediquemos un tiempo de una Hora Santa ante el Santísimo Sacramento, Adoración Eucarística o Celebración de la Santa Misa por esta intención especial e invitemos a los miembros de nuestras comunidades de fe para su participación y apoyo.
Como creyentes en la misericordia y compasión de Dios, seamos personas de esperanza, para que por la gracia de Dios, la luz pueda salir de esta oscuridad y que esta crisis traiga la conversión de corazón, renovación de nuestra fe y reconciliación con Dios y entre nosotros. y más que nada, la paz en nuestra Iglesia y en todos los corazones. Gracias por su consideración y apoyo. Que Dios nos bendiga a todos durante este tiempo difícil y de tribulación.
Reverendísimo Oscar A. Solis, Obispo de Salt Lake City
Diócesis de Salt Lake City
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