Diáconos celebran 20 avo aniversario de su ordenación

Friday, Nov. 27, 2020
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By Personal IC

CEDAR CITY — Hace dos décadas, el 19 de noviembre del 2000, el Reverendísimo George H, Niderauer, octavo Obispo de Salt Lake City, ordenó a cinco hombres como diáconos permanentes diocesanos. Fue así que estos hombres salieron a realizar su ministerio al mundo, siendo ministros de Sacramento y ministros de caridad, sirviendo en las parroquias de St, George y la parroquia de Christ the King. Conforme los años pasaron, dos fallecieron, pero  los tres que siguen en el ministerio fueron honrados en una Misa de Acción de Gracias celebrada por el Reverendísimo Obispo Oscar A. Solis, 10mo Obispo de Salt Lake City en honor al 20 avo aniversario de la ordenación de los diáconos.

Los cinco diáconos son Rigoberto (Maria) Aguirre, Denny (Gail) Davies, Jack (Barbara) Gorman, Joe (Pat) Regan, y Rogaciano (Juanita) Tellez. El diácono Regan falleció en el 2006; el diácono Gorman falleció en el 2019.

El servicio de esos hombres fue reconocido en la Misa celebrada en la parroquia de Christ the King en Cedar City. El Obispo Solis fue el celebrante; el padre Adrian Komar, párroco, concelebró el diáconos Mendez fue el diácono para la Misa. El diácono Scott Dodge fue el Maestro de ceremonias.

Los diáconos. “han dado su vida al servicio de Dios y al servicio del pueblo de la Diócesis de Salt Lake City,” dijo el Obispo Solis reconociendo y agradeciendo el servicio de estos hombres. “Hermanos, su aniversario los invita a recordar e don de su vocación como una manifestación de la gracia y generosidad de Dios... No es sobre el honor o sobre el privilegio, es sobre el deber y la responsabilidad... Veinte años de ministerio les recuerdan de la fidelidad de Dio su de su amor por ustedes y por la comunidad a al que sirven.”

El Obispo dijo que los diáconos ayudaron a construir el Reino de Dios en medio del pueblo de la diócesis, y pidió que la Gracia de Dios los inundara, “para que así puedan seguir dándose a Dios y a la Iglesia a nombre de Cristo, quien vino no solo a ser servido sino a servirnos.”

El Obispo agradeció a los diáconos y a sus esposas a nombre de todos los sacerdotes y las personas de la diócesis. Los llamo para recibir una bendición y le pidió a la congregación que entendiesen sus manos para bendecirlos también.

Durante la Oración de los Files en la Misa, las oraciones fueron ofrecidas en agradecimiento por el don del diaconado a al Iglesia y por el testimonio y servicio que los diáconos brindan; por la Hna. Benedictina Jeremia Januschka y pro la Hna, de la Santa Cruz  Sister Ellen Mary Taylor, “por sus  esfuerzos inspiraciones como directoras de formación para la ordenación de la clase del 2000, y por todos los sacerdotes, diáconos y laicos quienes viajaban de Salt Lake,  St. George semana a semana como parte del equipo de instrucción.” Las oraciones también fueron ofrecidas por el diácono Gorman y por el diácono Regan, “y por todos los miembros de nuestras familias y amigos que se nos han adelantado.

Además,  se ofrecieron oraciones por el 40 avo aniversario de bodas del diácono Carlos y Teresa Méndez y por lo que hubiese sido el  56 avo aniversario de bodas del diácono Denny y Gail Davies.

Cada uno de los diáconos llegó a su vocación de manera diferente

El camino hacia el diaconado del diácono Aguirre comenzó después de que el asistió a varios retiros. En ese entonces, “nunca me hubiera imaginado que estaría trabajando y sirviendo a la Iglesia,” dijo el diácono.

Sin embargo, después de esos retiros en su corazón se encendió el llamado al servicio, “y sentí como esa flama se encendió en mí.”

Para el, ser diácono ha sido una gran experiencia

“Me gusta trabajar y servir a la comunidad especialmente a las familias,” dijo el diácono Aguirre.

Sus 20 años de servicio le han dejado varios recuerdos memorables, pero uno que el realmente disfruta recordar es una ocasión en la que junto a Monseñor  Michael J. Winterer viajaron a Beryl Junction para celebrar Misa.

En ese entonces Monseñor era párroco de la Iglesia de Christ the King, ahora está retirado.

Cuando llegaron, “el lugar en donde íbamos a celebrar la Masi estaba cerrado.” recuerdo el diácono Aguirre.

Sin una llave ni nadie que la tuviese, no había como abrir las puertas, pero eso no los detuvo.

“Era invierno y estaba nevando, pero monseñor y yo comenzamos a preparar todo en el estacionamiento... Celebramos la Misa en cerca de un pie y medio de nieve,” dijo el diácono.

Hasta este día esa experiencia lo sigue llenando de motivación para seguir sirviendo y trabajando para la comunidad.

“Es muy importante seguir para adelante sin importar los retos,” dijo el diácono. “Ahora más que nunca esto es cierto… estamos viviendo un tiempo de muchos retos.”

El estar presente para las personas, escuchándolos y “guiándolos y acompañándolos es muy importante,” dijo el diácono agregando que, a pesar de los tiempos difíciles, “siempre debemos confiar en nuestro Señor.”

Algo que lo hace muy feliz es el haber podido presenciar como la parroquia de St. George ah crecido de tener solo unos cuantos ministerios a ahora tener docenas.

“Y entre más trabajemos y sirvamos, más creceremos,” dijo el diácono.

El diácono Davies se ordenó mientras trabajaba como guardabosques en el parque nacional Zions. Fue uno de los 10 hombres que respondieron a el llamado de las Hnas. Jeremiah y  Ellen Mary, quienes buscaban a candidatos para la nueva clase de diaconado. De esos hombres solo 5 terminaron la clase. Ellos fueron la única clase de diáconos ordenados afuera de la Catedral de la Magdalena; todos los candidatos eran de la parte suroeste del estado de Utah.

Después de su ordenación, el diácono Davies fue asignado a la parroquia de Christ the King en Cedar City, en donde ha servido fielmente desde entonces.

Monseñor Michael J. Winterer, quien fue párroco de Christ the King de 1996 al 2011, recuerda que el diácono Davies fue una tremenda ayuda para la administración de la parroquia.

El diácono Davies estaba dedicado a la parroquia, es competente y con gran energía, fácil de trabajar y un pensador creativo, “es una gema,” dijo Monseñor Winterer.

Monseñor  Winterer también aprecia la espiritualidad del diácono Davies.

“Sus oraciones irradian en todos; las personas se contagian con sus oraciones. El guía a las personas hacia Jesús, no hacia él,” dijo monseñor.

El diácono Davies se convirtió en el administrador pastoral de la parroquia de St. Christopher en Kanab en el 2004. El padre Anthony Vollmer CPPS, párroco, falleció en el 2000 y la parroquia había estado sin lide-razgo eclesial desde ese entonces. El diácono Davies y su esposa Gail, realizaban el viaje de 80 millas desde Cedar City  hasta Kanab dos veces al mes y se hospedaban en la rectoría. Así los domingos celebraban la Celebración en ausencia de un sacerdote. El diácono también brindaba los servicios SCAP en el borde norte del Gran Cañón. Durante 10 años sirvió en esta posición.

“La parroquia estaba feliz por recibir a alguien allí después de que habían pasado muchos años dese que su párroco falleció,” dijo el diácono Davies. “Eran maravi-llosas personas; me apoyaban mucho.”

Durante dos años, como parte de su ministerio, también realizaba el estudio de la Biblia con los prisioneros federales en la cárcel del condado. Aunque la mayoría de los Hispanos no hablaban inglés y él no hablaba español, el diácono Davies dijo que los prisioneros siempre fueron muy agradecidos. También estuvo involucrado en las preparaciones bautismales y para matrimonios en su parroquia natal. Actualmente sirve como miembro del Consejo Interreligioso en Cedar City.

Cuando en el mes de octubre del 2018 su esposa fue diagnosticada con Alzheimer, el diácono Davies dejo algunas responsabilidades en su parroquia para poder cuidar de ella, hasta que el año pasado falleció; entonces el diácono regreso a todas sus responsabilidades diaconales.

“Participa en el programa diaconal me pone junto en el centro de algunas de las más maravillosas creaciones que Dios ha hecho,” dijo el diácono quien llama a la meseta de Colorado si hogar espiritual. “El programa del diaconado y la Celebración del Servicio de los domingos en Ausencia de Sacerdote, asistir en la Misa. Evangelizar, todo eso- me siento muy afortunado de vivir en donde vivo y de poder alabar a Dios de la manera en que lo hacemos. Eso solo ha profundizado mi experiencia como diácono y como miembro de esta parroquia.”

El diácono Davies, quien tiene 81 años de edad, espera poder seguir sirviendo tanto como su salud se lo permita.

El ministerio del diácono Tellez comenzó a muy temprana edad. Una de sus primeras memorias es ver a su mamá orando el Rosario.

“Mi mamá era muy espiritual. Iba a diario a Misa,” dijo el diácono.

Cuando tenía 7 años de edad, el diácono comenzó a servir como monaguillo en su parroquia en México. Cuando adolescente ingresó al seminario en el cual permaneció por dos años.

“El Señor no quiso que fuese sacerdote, así es que me salí del seminario, pero comencé a trabajar con la pastoral juvenil mexicana y siempre estuve muy activo en mi parroquia,” dijo el diácono Tellez.

Después de llegar a los Estados Unidos, al principio se desinteresó del servicio de la Iglesia, enfocándose en trabajar y sacar adelante a su familia.

Pero “cuando llegue a Utah, algo en mi me dijo que necesitaba volver a servir en la Iglesia,” dijo el diácono.

En ese entonces el padre  Paul Kuzy CPPS era el pá-rroco en la Iglesia de St.. George.

“Un bue día hablando con el padre me pare y me subí al altar con el …me pregunto qué porque me subía a lo que le conteste que yo tenía experiencia como monaguillo y lo podía ayudar…

 ‘Haz lo que quieras’, me dijo y aunque me dio un poco de risa no me baje y me puse a ayudarlo,” dijo el diácono.

Fue así como el padre Kuzy se convirtió en amigo y mentor del diácono.

Cuando entregaban los certificados de una clase que se dio en la parroquia a él no se le dio el certificado, “ y el padre me pregunto qué porque yo no había recibido uno… me dijo que él me iba a dar un certificado para toda la vida y eso se me quedo muy grabado en la mente,” dijo el diácono

 Esas palabras resonaron en él cuando escuchó sobre un programa de preparación para diáconos.

Ahora a sus 78 años de edad el diácono Tellez dice haber tenido una vida muy feliz llena de bendiciones, tanto espirituales como físicas, y planea seguir sirviendo a las personas de la mejor manera que pueda.

“Justo antes de mi ordenación tuve una cirugía de corazón y hace cuatro años mi esposa tuvo que ser ope-rada pues tenía cáncer terminal y hoy aquí está junto a mi sirviendo,” dijo el diácono.” Este camino ha sido el regalo más grande de Dios para mí y para toda mi familia.”

A veces los caminos del Señor son misteriosos, pero “siempre los adecuados para cada uno. Dios nuestro padre nuestro creador nos da la oportunidad de servir a su pueblo que es la iglesia y eso es muy importante para mi…  ayudarles a acercarse a Dios a seguir cerca de Él,” dijo el diácono Tellez.

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