El bautizo en la Iglesia será la llegada a su hogar para un elegido

Friday, Apr. 14, 2017
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Ty Oakey, al frente de la fila, segundo de derecho a izquierda, junto a otras personas parte del RICA, junto al diácono Scott Dodge en la Catedral de la Magdalena.
By Marie Mischel
Intermountain Catholic

Traducido por: Laura Vallejo
Intermountain Catholic
BOUNTIFUL — Una búsqueda de fe, así como un lugar al que pertenecer por 39 años, terminó el año pasado cuando Ty Oakey “llegó a su hogar” en la parroquia de Saint Olaf en Bountiful.
Su llegada fue tanto literal como figurativa: siendo niño asistía a Misa una vez al mes en St. Olaf junto a sus abuelos, quienes eran feligreses. Sin embargo, aunque su papá era católico su mamá era miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Oakey nunca fue bautizado en ninguna iglesia. Ya de adulto, comenzó su búsqueda de un hogar de fe, explorando el budismo, varias denominaciones cristianas e inclusive leyendo sobre el profeta Mohammed.
“Siempre he sido una persona espiritual, pero no religiosa,” dijo Oakey. “Hubo un tiempo en que pensé ‘no tengo que alabar al Señor en un edificio construido por el hombre. La Catedral de Dios es el bosque.” Un ávido pescador, en ese entonces su opción fue que, si estaba en un bote en un domingo, eso calificaba como alabanza. Aún así, “No se sentía bien. No me era satisfactorio.”
Entonces, hace un año, llevó a su abuela, Mary Affleck a St. Olaff para ir a Misa, esto sucedió siete semanas seguidas.
“Me sentí como si hubiese encontrado mi hogar,” dijo Oakey.
Faltó la octava semana pues tuvo que trabajar, “y durante esa semana, nada fue tan dulce, nada fue tan suave como las semanas en las que fui a Misa… No solo el domingo, sino me tocó en todos los aspectos. Mi perspectiva cambió totalmente,” dijo Oakey agregando que sus compañeros de trabajo notaron la diferencia preguntándole que pasaba. “Fue ahí como si una gran bola de nieve fuera cayendo cuesta abajo.”
Fue a preguntarle al padre René Rodillas, quien es el párroco de St. Olaf, acerca de ser Católico. Después de eso al salir sintió una ráfaga de emociones. “Me tuve que detener… me sentí abrumado de emociones y simplemente sentí que estaba bien. Era ahí en donde debería de haber estado todo este tiempo,” dijo Oakey.
Después tuvo una serie de sesiones con el diácono Scott Dodge y cuando en el otoño las clases del Rito Cristiano de Iniciación para Adultos comenzaron, fue el primero en inscribirse.
Fueron dos aspectos de las clases los que más disfrutó, el aprender de las perspectivas diversas dadas por los líderes de las charlas fue uno de ellos.
Ya con un equipo de RICA, en lugar de solo una o dos personas, es muy importante dijo el diácono Dodge; ellos contribuyen con diferentes perspectivas y experiencias para que las personas consideren y exploren.
“Creo que es importante para las personas escuchar las diferentes historias,” dijo el diácono Dodge. “Creo que es importante que las personas que trabajan en el ministerio de RICA escuchen sobre las historias de las personas con las que trabajan.”
La historia de Oakey incluye un tiempo en el que él abusó de sustancias ilícitas y un matrimonio roto hace más de un año, dejándolo con la custodia total de su pequeño de 2 años de edad. Aunque por 12 años ha estado sobrio y ahora es voluntario de Narcóticos anónimos en la cárcel del condado de Davis, está consciente que sus antecedentes y sus múltiples tatuajes pueden causar juicios de la gente.
Sin embargo, en St. Olaf “ha sido lo más cercano que he encontrado a mis compañeros en NA,” dijo Oakey. “Sus compañeros de NA siempre han estado y nunca juzgan su pasado, solo te aceptan, lo cual es muy difícil de encontrar. Tan pronto como entras por la puerta, eso es lo que encuentras. Hay muchas personas especiales ahí. Y eso me ha hecho mucho más fácil el estar aquí, no sólo querer ir allí sino necesitar estar aquí.”
Su siguiente tatuaje será de San Miguel, quien ha elegido como su Santo Patrón, aunque también siente afinidad por San Judas y San Cristóbal.
“Para mí San Judas es el santo patrono de NA,” dijo Oakey y el llevó una medalla de San Cristóbal por muchos años. Al final Oakey seleccionó a San Miguel “porque siento que la mayor parte de mi vida, hasta que encontré mi hogar, han sido tiempos de guerra y de conflicto.”

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