Traducido por: Laura Vallejo
SALT LAKE CITY — El Reverendísimo William K. Weigand, séptimo Obispo de la Diócesis de Salt Lake City y Obispo emérito de Sacramento, celebró el 40 avo. aniversario de ordenación episcopal el 17 de noviembre.
En 1963 el Obispo Weigand fue ordenado como sacerdote para la Diócesis de Boise, Idaho por el Reverendisimo Sylvester W. Treinen, D.D., obispo de Boise.
Sirvió en varias parroquias y en la administración de la diócesis durante cinco años antes de que el Obispo Treinin le pidiera servir como misionero y párroco de la Iglesia de St. John the Baptist en Cali, Colombia. Por casi 10 años permaneció allí.
“Fue una experiencia maravilloso,” dijo el Obispo Weigand de su tiempo en el país sudamericano. “Trabajar con los pobres fue una nueva experiencia pero ellos estaban dispuestos, y lo apreciaban mucho… Todos querían irse a los Estados Unidos y no podían creer que alguien de los Estados Unidos quisiese estar allí con ellos.”
En una parroquia de cerca de 60,000 miembros, el entonces jóven sacerdote y sus asociados tuvieron que organizar la parroquia desde sus cimientos.
“Creo que fue allí en donde aprendí a ser Obispo,” dijo el Obispo Weigand.
Casi al final de su tiempo en Cali, comenzó con una enfermedad la cual lo orilló a tener que pedir su regreso a Idaho para recuperarse. Ya en Idaho, sirvió como párroco pro tres años antes de ser nombrado como Obispo de la diócesis de Salt Lake City.
Aunque tales nombramientos típicamente son mantenidos en confidencialidad, el Obispo Weigand dijo que tenía indicativos de que estaba siendo considerado para reemplazar al Obispo Joseph L. Federal, quien estaba por retirarse. El Obispo consideró que su tiempo en Colombia y su conocimiento del español, fueron factores para que fuera considerado para la posición. En ese entonces, las autoridades estaban ansiosas de poder llegar a los Católicos hispanos quienes se habían asentado en Utah.
“Era obvio que se tenía que lanzar un ministerio para los hispano parlante o los íbamos a perder,” dijo el Obispo.
En 17 de noviembre de 1980 fue ordenado como obispo para Salt Lake City por el Arzobispo John Quinn de San Francisco, en el Centro de convenciones Salt Palace.
“Una vez en Utah y fuí ordenado, no había miedo; todo fue de maravilla. Me sentí en casa y me enamoré de Utah,” dijo el obispo.
Durante los 14 años de su servicio en Utah, el Obispo se aseguró que varios sacerdotes aprendieran a hablar español, y que el número de Misas en español en las parroquias se ampliara significativamente. También estableció la Oficina del Ministerio Hispano, para ayudar a construir liderazgo entre la población Hispana.
Después de haber consultado tanto con autoridades eclesiásticas como laicales de la Iglesia, el Obispo Weigand hizo su prioridad salir a las parroquias por todo el estado. De hecho, comenzó su ministerio visitando las parroquias y misiones en las periferias.
El Obispo estableció el Plan Pastoral Diocesano y el Consejo de Fianzas Diocesano, junto con la Catholic Foundation de Utah y expandió el DDD anual.
“Comenzamos a insistir y a monitorear que en cada parroquia se tuviese un consejo parroquial, y que la parroquia contara con consultores,” dijo el Obispo. “Esa fase de ‘responsabilidad compartida’ no es la responsabilidad solo del párroco sino de todas las personas.”
El Obispo también estableció cuatro nuevas parroquias y alzó el perfil público de la Iglesia en Utah. Escribió una columna semanal titulada ‘Feed my Lambs’, y trabajó para que varias parroquias y escuelas Católicas fueran fuertes en la evangelización en las comunidades. En 1990 publicó una póliza de abuso sexual, que hizo que la Diócesis de Salt Lake City fuera una de las primeras en tener mandatos fuertes en función.
“Esto no fue por miedo a los medios o a demandas sino por el entendimiento de que si y en donde sucedía era un gran pecado,” dijo el Obispo Weigand. “El pecado debe de ser erradicado. Tenemos que llamarlo por lo que es, y el pecado entre los líderes de la Iglesia es peor precisamente porque son líderes, y ellos ponen el tono.”
El Obispo Weigand también supervisó tanto el esfuerzo de recaudación de 10 millones de dólares para la restauración de la Catedral de la Magdalena, como la restauración misma.
“Fue algo masivo pero muy importante y considero, muy exitoso,” dijo el Obispo.
El Obispo Weigand fue un líder humilde y “moldeo un estilo de vida sencillo para el clero,” dijo Monseñor J. Terrence Fitzgerald, Vicario General emérito de la Diócesis de Salt Lake City. “Vivía en una casa al lado oeste de la ciudad; cultivó su propio jardín, preparaba sus propias comidas y el mismo manejaba su VW por todo Utah administrando las Confirmaciones y en sus visitas pastorales.”
En sus cerca de 14 años en Utah, el Obispo Weigand “dejó un legado significativo el cual continua el día de hoy,” dijo monseñor Fitzgerald.
El 18 de noviembre de 1993 el Obispo Weigand fue nombrado como Obispo de Sacramento California por el
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