Entre temores, inmigrantes piden a iglesia ayuda espiritual
Friday, Mar. 17, 2017
Por Mary Stachyra Lopez
Catholic News Service
ARLINGTON, Virginia (CNS) — A fines de febrero una pareja se puso en contacto con el padre Mauricio Pineda, vicario parroquial de la iglesia All Saints en Manassas. El padre los había casado hace unos años.
Las autoridades de inmigración habían detenido al esposo. Tenían un bebé de cuatro meses. No sabían qué hacer. Padre Pineda les dio el mejor consejo que pudo: confiar en Dios. Seguir orando fervientemente. Y él les prometió orar por ellos también.
La conversación fue una de las muchas de ese tipo de llamadas que padre Pineda, y muchos sacerdotes en la Diócesis de Arlington, han tenido durante las últimas semanas, especialmente en un momento en el cual se siente una aplicación más enérgica de las leyes de inmigración en el país. En tiempos de crisis personal, los inmigrantes que están en el país sin documentos están recurriendo en grandes números a sus iglesias pidiendo consejo espiritual y ayuda legal práctica a través de Caridades Católicas.
“He estado en este país 18 años y nunca había visto este tipo de presión y miedo”, dijo el padre Pineda, ori-ginario de El Salvador.
“Mi preocupación es cuando visito a las familias”, dijo padre Pineda al Arlington Catholic Herald, un periódico diocesano en Virginia. “Encuentro madres embarazadas. Tienen miedo de ir al médico. No quieren mandar sus niños a la escuela. Quiebra el corazón. Sufro mucho cuando veo eso”.
Las noticias de las redadas se habían propagado entre los inmigrantes antes que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) anunciara que la nueva administración aplicaría con más fervor las leyes de inmigración existentes. En un par de documentos anunciando nuevas medidas, DHS ordenó al Departamento de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) emplear 10,000 agentes más y dijo ampliaría las prioridades de deportación más allá de aquellos que hayan sido condenados por delitos violentos.
Las prioridades ahora incluyen a personas acusadas pero no condenadas por un crimen, a los que se hayan representado falsamente en cualquier asunto oficial ante alguna agencia gubernamental o cometido fraude, a los que hayan abusado de cualquier programa de be-neficios públicos, a los que estén sujetos a órdenes de portación pero no hayan salido del país y a los que presenten un riesgo a la seguridad pública, según el juicio del oficial de inmigración investigando el caso.
Los inmigrantes no autorizados que hayan estado en Estados Unidos menos de dos años, sin importar dónde fueron capturados, ahora también podrían estar sujetos a una deportación rápida, sin proceso o protección debida, o audiencia judicial. La política anterior había limitado tales remociones a inmigrantes que habían estado en el país no más de 14 días y arrestados a menos de 100 millas de la frontera.
La agencia de inmigración ICE también tiene planes de publicar los delitos cometidos por los inmigrantes, de rescindir protecciones de privacidad y de construir nuevas instalaciones de detención.
Algunos inmigrantes no autorizados que ya están acostumbrados a mantenerse fuera de detección ahora están tomando precauciones extremas.
“Hay mucha confusión dentro de las comunidades hispanas. Algunos están viviendo en situaciones muy trágicas”, dijo padre José E. Hoyos, director del apostolado en español diocesano en Virginia. “Algunos de ellos temen ir al trabajo, ir al supermercado, llevar a los hijos a las escuelas. … Están viniendo a mi oficina pidiendo ayuda, como ‘¿qué tal, padre, si se llevan a mi esposo o a mis hijos o a mi esposa?’”
Cuando se trata de inmigración, la iglesia piensa en dos cosas: la dignidad de todo individuo y el derecho del estado a promulgar leyes justas, dijo el padre Thomas P. Ferguson, vicario general y pastor de la iglesia Good Shepherd en Alexandria, Virginia.
“Somos creados a imagen y semejanza de Dios”, dijo padre Ferguson. “Toda persona tiene derecho a vivir en un lugar donde él y su familia puedan estar a salvo y seguros y tener las cosas fundamentales que son necesarias para vivir una vida humana decente. Primero que todo: seguridad personal, alimento y refugio adecuado y empleo”.
La iglesia ofrece apoyo espiritual y práctico a los inmigrantes y a otros a la luz de estas enseñanzas, con respeto por la ley.
“Estamos buscando la aplicación de leyes justas, pero de manera individualizada, proporcional y compasiva”, dijo padre Ferguson.
Brooke Hammond Pérez, directora de programas para Hogar Immigrant Services, se había preparado para una gran multitud en un taller reciente.
Pero ella no estaba segura de cuánta gente asistiría ese día a la escuela Holy Family en Dale City. Ya había un marcado descenso en la asistencia a las clases de inglés que Hogar ofrece.
Para mucha gente era simplemente demasiado arriesgado salir de sus casas.
Pero la asistencia sobrepasó todas las expectativas: 150 personas escucharon mientras se explicaba cómo prepararse para una redada:
– Memorizar el número de teléfono de un abogado, de una organización sin fines de lucro o de algún pariente.
– Firmar un documento que, al ser deportado o detenido, la persona detenida le dé a un ser querido un poder legal respecto a su casa, su cuenta de banco y la custodia de sus hijos.
– Recordar que a nadie se le requiere decir, ni a oficiales de inmigración ni a la policía, nada más que su nombre. Contestar preguntas sobre su estado legal o lugar de nacimiento, aun durante una parada rutinaria de tránsito, podría llevar a la deportación debido a que en algunos sitios la policía local pueda tener conexión con ICE.
“Mucha gente dice: ‘¿Por qué simplemente (personas) no vienen legalmente?’. Bueno, ellas no tienen los medios para venir legalmente”, dijo Pérez. “Ellas huyen porque tienen que hacerlo”.
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