Familia hispana regresa a sus raíces a pesar de los retos

Intermountain Catholic

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La Familia Zavala

SALT LAKE CITY – Las familias de migrantes que llegan a los Estados Unidos enfrentan muchos problemas- la adaptación cultural, barreras de lenguaje y problemas con sus papeles- pero en ocasiones además tienen que debatir acerca de su religión.

Un ejemplo de este debate es la familia Zavala. La familia llegó a Utah hace más de 10 años procedentes de Querétaro México, en donde el catolicismo se res-pira en el aire.

En Utah se toparon con un ambiente totalmente diferente.

"Un buen día debido a nuestras necesidades comenzamos a darle más atención a lo que un misionero LDS que venía todas las semanas a la casa todos los fines de semana", dijo Lorena Zavala. "Nos ofrecieron mucha ayuda a mí y a Joel [su esposo] y comenzamos a pensar ¿qué tal si?"

Los Zavala valoraban mucho su religión pero el poner comida en la boca de sus hijos era ‘la prioridad’. Después de algún tiempo no pudieron más con la presión.

"Decidimos hablar con el obispo de la comunidad en la que vivíamos, y nos dio una gran despensa de alimentos por lo que comenzamos a asistir a la Iglesia LDS", dijo Lorena.

El tiempo pasó y, excepto por que ya tenían comida en su mesa, la situación seguía igual. Joel no podía encontrar trabajo y Lorena sufría mucho ya que extrañaba profesar su catolicismo.

"Creía que eso era lo que teníamos que hacer, pero algo dentro de mí me hacia sentir que estaba traicionándome a mi misma", dijo Lorena. "Extrañaba mucho esa paz que sentía al rezarle a la Virgencita de Guadalupe. Yo crecí con ella".

La pareja platicó mucho acerca de la decisión que habían tomado y se dieron cuenta de que ambos sentían lo mismo…extrañaban su catolicismo.

"Fue entonces que tomamos otra decisión muy importante y de esa manera volvimos a encontrar el camino, regresamos a nuestras raíces a nuestro catolicismo", dijo Joel.

"En el mismo momento que comenzamos asistir a la misa [en español] de la Catedral de la Magdalena , realmente sentí como nuestra Madre nos decía… ‘No se preocupen ustedes son mis hijos y yo siempre los cuidaré’", dijo Lorena.

Poco tiempo después Joel encontró un trabajo en la jardinería y Lorena comenzó a vender cosméticos.

"Ahora nuestra situación no es la mejor, pero Dios y nuestra Guadalupana está con nosotros, guiándonos, y nos sentimos muy bien. Estamos felices de poder darle lo necesario a nuestros hijos, sin lujos pero lo necesario, y ellos ven que somos felices y eso es lo que cuenta", dijo Lorena.

Ahora todos los domingos los Zavala disfrutan de la Santa Misa y sus hijos asisten a las clases de catecismo.

"Estoy muy orgulloso de lo que somos y de quien somos. Sé que si seguimos fieles a nuestras creencias y raíces no importan los problemas siempre saldremos adelante", dijo Joel sonriendo.