Hay que encontrar maneras de mantener unidas a las familias migrantes, dice funcionario del Vaticano

Friday, Oct. 20, 2017
By Catholic News Service

Por Carol Glatz

Catholic News Service

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Las leyes muy estrictas de inmigración no desalientan la migración, y se debe hacer más por mantener juntas a las familias migrantes, dijo un representante del Vaticano.

“La familia migrante es un componente crucial de nuestro mundo globalizado, pero en muchos países la presencia de las familias de los trabajadores migrantes es a menudo legalmente impedida”, dijo el arzobispo Ivan Jurkovic, observador del Vaticano ante las agencias de la ONU en Ginebra.

“Si realmente no queremos dejar a nadie atrás, debemos idear marcos que ayuden a mantener a las familias unidas, incluyendo las familias migrantes. “El vacío humano que se deja cuando un padre o una madre emigran por sí solos es un duro recordatorio de la dureza de la opción de migrar y el derecho fundamental de poder permanecer en casa con dignidad, dijo.

El arzobispo Jurkovic habló el 12 de octubre sobre la migración regularizada durante una sesión de las Naciones Unidas en preparación para un acuerdo global sobre migración dedicado a facilitar la migración segura, ordenada y regularizada en todo el mundo.

“Una señal tangible del aumento de desigualdades, los desequilibrios socio-económicos y la globalización no regulada”, dijo, es el hecho de que hay alrededor de mil millones de personas en el mundo con algún tipo de estatus migratorio.

El recurso constante y creciente de formas irregulares o ilegales de migrar es otro síntoma de un sistema que no gestiona eficazmente la migración, dijo.

“Lamentablemente, con demasiada frecuencia, la res-puesta a la migración irregular es una a corto plazo, con un fuerte énfasis a la seguridad,” dijo.

“Pero mientras es correcto y justo respetar los intereses legítimos de los países receptores, es posible y muy recomendable conciliar esos intereses con los derechos de los migrantes”, añadió.

Algunas maneras de hacer eso, dijo, incluirían mantener unidas a las familias migrantes, así como facilitar más vías  legales y “dignas” para para la migración.

“Las leyes de inmigración expresamente estrictas y las políticas de inmigración restrictivas, incluyendo límites al acceso de los inmigrantes a los servicios sociales, difícilmente desalientan la migración”, dijo.

“La desesperación y la esperanza siempre prevalecen sobre las políticas restrictivas. Por desgracia, lo mismo es cierto para las ganancias, por lo tanto, recurrir a una fuerza de trabajo irregular se convierte en la respuesta más probable cuando hay una fuerte demanda de mano de obra ‘barata’”, dijo.

Las políticas también deben estar atentas a los problemas ocultos que los migrantes puedan enfrentar cuando están ilegalmente en un país, dijo el arzobispo.

“Se encuentran ignorados y descuidados, agobiados por el miedo constante a la expulsión o deportación. Por desesperación, se ven obligados a aceptar condiciones de trabajo peligrosas y a menudo terminan siendo explotados y abusados”, dijo.

“No cabe duda que cada nación tiene el derecho soberano y la responsabilidad de regular la circulación de personas y debe hacerlo con un sistema claro de leyes migratorias”, dijo el arzobispo Jurkovic.

“Sin embargo, el acercamiento a la migración en todos sus aspectos, incluyendo la migración irregular, debe empezar primero desde la perspectiva de la persona humana y sus derechos fundamentales, con especial atención a los menores no acompañados, los ancianos y personas con necesidades especiales.

“En este sentido, las naciones deben evitar la criminalización de los migrantes irregulares y asegurar el respeto del principio de la no devolución,” es decir, prohibir a los países forzar la devolución de solicitantes de asilo a un país donde probablemente serían perseguidos.

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