Inmigrante salvadoreņo es amigo, barbero de los pobres en Washington

Friday, Mar. 16, 2018
By Catholic News Service

Por Rhina Guidos

Catholic News Service

WASHINGTON (CNS) — Tijeras, rasuradoras eléctricas y cepillos son las herramientas que Rudy Romero usa para cumplir su misión de ayudar a los pobres.

Durante los últimos cuatro años, Romero sale después de su trabajo tres veces a la semana hacia el sótano del Santuario del Sagrado Corazón en Washington para visitar a sus clientes.

Aunque este peluquero no recibe propinas, recibe su pago en gran medida en forma de sonrisas.

“Lo que trato es hacer lo mejor que puedo para levantar los ánimos de ellos”, dijo Romero entre cortes y rasuradas y cepilladas en la nuca de uno de sus clientes, uno de 10 hombres en fila en el sótano de la iglesia católica que le sirve a los pobres y a cualquier otra persona que necesite una cena caliente en Washington de lunes a viernes. Junto con la comida, ellos pueden anotarse para recibir un corte de pelo gratis de parte de Romero.

Aunque la mayoría de las personas no piensan mucho en la necesidad de un corte de pelo, para alguien que no puede pagar por comida, ni casa, pagar por un corte de pelo esta fuera de la cuestión, dijo el padre capuchino franciscano Moisés Villalta, párroco del santuario, pero un corte de pelo puede ayudarles a sentirse un poco mejor.

“Le enseña a uno a tener paciencia”, dijo Romero mientras recortaba pedazos disparejos de pelo del lado de la cabeza de un cliente. “No es fácil”.

Algunos de los clientes tienen una variedad de pro-blemas –  adicciones y problemas de salud mental – y eso pude ser difícil al cortarle el pelo, dijo Romero. Él quería poner a buen uso lo que aprendió de su abuelo cuando tenía 17 años. Su abuelo cortaba pelo en El Salvador.

“Mi abuelo en su tiempo libre cortaba pelo”, Romero dijo a Catholic News Service. “En el lugar de él, estoy yo”.

Al quitar los mechones de pelo canoso que habían caído en la manta de barbero que cubría al cliente, vio si su cliente se veía contento. Romero dijo que si él no fuese miembro activo de la Iglesia Católica eso sería una tarea difícil, pero él piensa en la importancia de las obras de misericordia, de ayudar y estar con los pobres.

Antes de convertirse en su peluquero oficial, él había sido voluntario durante años sirviendo la comida que muchos de sus clientes reciben antes del corte de pelo o limpiando el comedor improvisado donde se reúnen.

“Es bien dedicado”, dijo padre Villalta. “Es bien comprometido con los hombres, quiere ayudarles a se vean limpios y dignos. Eso (el corte de pelo), dignifica a una persona”.

Romero dijo que él hace lo más que puede para satisfacer los deseos de sus clientes y les da el corte de pelo que ellos le piden. Algunos quieren quitarse todo el pelo, pero muchos optan por un corte fácil de mantener en las calles. Algunos lo reconocen y lo saludan cuando él camina por el vecindario, recordando que él es quien los ayuda a mantenerse limpios.

“Los alegra” recibir un corte y eso, a su vez, lo alegra a él, y sabe que ha podido aliviar por lo menos un poco de las dificultades que ellos enfrentan, él dijo.

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