La realidad de la indigencia requiere de encontar muchas soluciones
Friday, Apr. 14, 2017
By Jean Hill
Director, Diocese of Salt Lake City Office of Life, Justice and Peace
Eche un vistazo alrededor de su casa. Considere las pequeñas cosas que usted realiza cada día entre esas paredes, tales como el poner sus llaves en la mesa y sentarse en si sillón favorito al final de un largo día. O el ir a la cocina por un vaso de agua después de una caminata por su vecindario o tan solo porque sintió sed. O el comer un tentempié, o mirar su programa favorito en la televisión. O usar el baño cuando lo necesita, sin tener que preocuparse de donde sacara básicos tales como el papel de baño y el jabón.
Ahora considere que estas son solo unas cuantas simples cosas, lujos diarios que no están disponibles para los indigentes.
Por supuesto que una persona indigente no tiene más allá de esos momentos que casi todos damos por hecho. Conforme el debate en el condado de Salt Lake sobre los sitios para los nuevos centros de recursos para indigentes muestran como a los indigentes frecuentemente se les niega una identidad y una dignidad como humanos. Durante años, los indigentes se han amontonado en la categoría de indeseables. Durante el curso de la selección de los sitios para los centros, se ha hecho muy evidente que los indigentes son definidos más comúnmente como criminales, drogadictos y un peligro para la sociedad.
La realidad es muy diferente. Como cualquier comunidad los indigentes representan a personas con una diversidad de circunstancias, sueños, puntos de vida y personalidades. Ellos son personas que trabajaban y perdieron sus trabajos y no pudieron encontrar otro más perdiendo así sus casas. Hay mujeres quienes dejaron situaciones de abuso teniendo muy poco apoyo, sin trabajo, y sin un lugar al que pudieran llamar hogar. Hay personas que prefirieron no vivir el sueño americano y quienes no pudieron hacerlo por tener problemas mentales. Y si, hay también criminales, adictos y otros que han descubierto que el solicitar ayuda para salir de las adicciones es casi imposible si nadie los ayuda.
Catholic Community Services se esfuerza para reconocer la dignidad de cada uno de los indigentes dándoles un ambiente seguro y confortable. El hacerlo ciertamente es costoso y no es nada fácil. Los hombres y mujeres dedicados en CCS también saben que sin importar cuanto se preocupen, cuantos servicios puedan ofrecer, o cuanta comida puedan servir durante los almuerzos, la mejor solución para la indigencia son las viviendas, apoyadas con servicios de ayuda diseñados para las necesidades de cada individuo.
Para algunos, pocos servicios son necesarios. Muchos de nuestros indigentes están temporalmente sin un hogar y están totalmente preparados para seguir adelante en caso de encontrar una vivienda económica, Suena sencillo pero las viviendas económicas en Utah son muy escasas.
Las prácticas de presupuesto sensitivas sugieren que nadie debería de pagar más del 30 por ciento de su ingreso mensual en vivienda. Las personas en Utah que trabajan tiempo completo con salarios mínimos tienen un ingreso anual de $15,080. El treinta por ciento de eso es $375 al mes. No existen viviendas en el condado de Salt Lake que cuesten esa cantidad sin un cupón o un subsidio de vivienda, y la mayoría lo más que puede costear por una casa son $37,000.
Para los indigentes crónicos, el encontrar una vivienda por menos de $400 dólares mensuales es simplemente la primera fase de su batalla. Entre más sea el tiempo que la vida de una persona lídie para poder solventar sus necesidades básicas, más se pierde la práctica de pensar a largo plazo, de hacer presupuestos para gastos y de navegar el mundo de trabajos y las relaciones con sus vecinos.
Para resolver el problema de las personas que vivienda sin un techo no siempre es tan fácil con tan solo darles viviendas. Para muchos, el aprender a vivir en dicha vivienda es tan importante como el tener acceso a la misma.
Hay tantas razones que causan la indigencia como hay indigentes. Reconocer su individualidad y dignidad es el primer paso. El encontrar opciones de vivienda, así como servicios que cumplan con las necesidades es el siguiente paso.
El condado e Salt Lake, la legislatura y Salt Lake City han dado grandes pasos, pero se necesita mucho más por hacer, comenzando con cada uno de nosotros examinando nuestras actitudes hacia los indigentes.
Jean Hill es la directora de la Comisión de Paz y Justicia de la Diócesis de Salt Lake City
Traducido por: Laura Vallejo
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