Los trabajadores inmigrantes aportan habilidades necesarias

Friday, Sep. 06, 2019
By Jean Hill
Director, Diocese of Salt Lake City Office of Life, Justice and Peace

Agradezco mucho en no tener que vivir en una época en donde una familia tenía que cultivar, plantar, crecer y cultivar todo para sus propios vegetales y carne. Mientras yo puedo cultivar suficiente calabacín para alimentar a un ejército, mis habilidades están limitadas a plantas como el calabacín que casi crece por sí solo. También espero que al envejecer nunca tendré que matar a ningún ser viviente para comer.

A pesar, de que estoy extremadamente agradecida por las multitudes de trabajadores de campo y de los ranchos quienes traen la abundancia de comida a nuestras mesas. Estos trabajadores y sus conocimientos especializados de agricultura y ganadería, hacen que la vida sea más cómoda para la gran mayoría.

Tristemente, nuestras leyes inmigratorias fallan al no reconocer esas expertas habilidades de nuestros trabajadores inmigrantes. La actual y pasada administración regularmente promueven la necesidad de abrir nuestras puertas a los inmigrantes con habilidades expertas. Mientras claramente existe la necesidad de abrirles más puertas a “trabajadores de grandes habilidades’ en los corredores del Congreso y de las oficinas ejecutivas, usualmente eso significa gente en las industrias de tecnología y o con títulos universitarios.

América necesita de personas con mucha experiencia académica, pero también necesita a persona con décadas de experiencia en un trabajo, en los campos en las granjas en las cocinas o en los centros infantiles. El etiquetar a los trabajadores domésticos o del campo como sin habilidades niega la dignidad del trabajo  realizado pro miles de personas quienes realizan una contribución masiva a el estándar de vida americano.

Pregunte a su granjero, o para aquellos que viven en áreas urbanas, en los mercados locales, lo valioso que son los trabajadores inmigrantes ya que ellos están dispuestos a hacer el trabajo que nadie ve, pero también por el conocimiento que tienen acerca de los sembradíos y de cómo sacarle provecho al campo así de cómo protegerlo y mantenerlo y cuidar los recursos como el agua.

El consejo de Inmigración americano narra la historia de un agricultor, Arnulfo:

Arnulfo trabaja en una granja de cochinos en Utah, supervisando una sección que funciona independientemente. Cada sección cría cochinos, los cuales son enviados a los mataderos. Entre las trecientas secciones que forman la granja, la sección de Arnulfo está entre las primeras en la crianza de cochinos tanto de nacimiento como de engorda. El acredita su conocimiento laboral al cuidado y comportamiento reproductivo de los cochinos por su experiencia trabajando en una granja similar en México.

Como lo ilustra la historia de Arnulfo, los granjeros no solo necesitan de fuerza física y aguante, ellos necesitan habilidades mecánicas y el tipo de conocimiento que viene de años de trabajo con los animales o con las cosechas.

Lo mismo es verdad para otros trabajos típicamente abiertos para los inmigrantes. Pregúntele a quien haya utilizado el servicio de una sirvienta lo valioso que es el conocimiento de como quitar manchas, limpiar a fondo o de la correcta mezcla de químicos. Que la paga de una persona sea baja no significa que no tienen habilidades, puede que solo signifique que sus habilidades no han sido valoradas correctamente en nuestro mercado económico.

Así es que cuando nuestra delegación del congreso o cuando el presidente hable de la necesidad de abrir nuestras puertas a más trabajadores con habilidades, podemos concordar, dada la definición de que la habilidad se expande para incluir a aquellos que sus habilidades no vienen de los libros de texto sino de décadas de experiencia laboral.

Conforme celebramos el ‘Labor Day’ cada año, tómense un tiempo de su propio trabajo para defender la dignidad del trabajo y los derechos de los trabajadores. Contacte al senador Mike Lee y el senador Mitt Romney y pídanles que apoyen la S 175 ‘Agricultural Worker Program Act of 2019’, dándole el estatus legal a los trabajadores del campo y promoviendo medidas similares para otros trabajadores inmigrantes con habilidades.

Jean Hill es la directora de la Oficina de Vida y Justicia y Paz de la Diócesis de Salt Lake. Puede ser contactada en jean.hill@dioslc.org.                       Traducido por: Laura Vallejo

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