Mensaje de Acción de Gracias 2021 del Obispo Solis

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Obispo Oscar A. Solis

Conforme el día de Acción de Gracias se acerca, naturalmente nuestros sentimientos se van hacia nuestras tradiciones festivas.

Muchos se reunirán con sus familias para una gran cena. Otros puede que sean voluntarios sirviendo comidas para los necesitados o participando en una carrera o en eventos similares que beneficiarán a los bancos de comida locales, mientras otros más verán en la televisión – el Desfile de Acción de Gracias de Macy’s o un partido de la NFL o de la NBA.

Sin importar nuestras tradiciones, cada uno de manera individual o con sus familias y amigos, están llamado a realizar una pausa en oración a Dios por las bendiciones recibidas.

Los últimos dos años el COVID-19 nos ha enseñado lo mucho que tenemos que agradecer. Estamos bendecidos por los sacrificios y heroísmo del personal de primera línea y de los trabajadores de la salud, por la habilidad de conectarnos a pesar de la distancia física, y por el rápido desarrollo y la accesibilidad a las vacunas en contra de la enfermedad infecciosa, por solo nombrar algunos.

Otras personas, por las circunstancias tristes en sus vidas, pueden sentirse menos agradecidos.

Tal vez  por la pandemia hemos perdido a un familiar, amigos o trabajos, y podríamos estar enfermos o tener personas queridas que  aún sufriendo. La pandemia también ha limitado nuestras opciones para viajar o para reunirnos por el miedo de contraer o propagar la enfermedad. Realmente puede ser un gran reto en tiempos como estos poder confiar totalmente en Dios, de quien viene todo lo bueno, a quien todo le pertenece y el único que nos mantiene a todos.

Sin embargo, tenemos innumerables bendiciones de Dios para celebrar el Dia de Acción de Gracias. Estos tiempso de retos nos han abierto hacia el conocimiento de lo que realmente es importante, el valor de la familia, de las relacioes personales, del trabajo, de la comunidad parroquial, de la fe en Dios y de la bondad de la humanidad. Las incertidumbres y tiempos difíciles nos recuerdan la inevitable descepción que llega cuando ponemos nuestra confianza en las cosas materiales de este mundo. Nuestra confianza y esperanza pertenece solo a Dios, quien nos sostiene en la palma de Su mano; quien nos ama infinitamente y quien nunca nos abandona.

Mas allá, los Católicos en los Estados Unidos tienen mucho que agradecer, la libertad para expresar y practicar nuestra fe.

Contamos con la Santa Eucaristía (que viene del griego ‘acción de gracias’), cuando la recibimos en la Santa Comunión, como el Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo,  para nuestra nutrición y salvación. La Eucaristía es la fuente y cumbre de nuestra vida Cristiana, de nuestra identidad y de la alabanza. Nos reunimos en la mesa del Señor como una familia de fe, sin importar si somos ricos o pobres, sin importar nuestra raza, color de piel o afiliación política.

Conforme celebramos este  día festivo especial, no nos olvidemos de dar gracias a Dios y de recordar a nuestros hermanos y hermanas quienes pueden no tener lo que nosotros disfrutamos. Que nuestro buen Señor quien ofreció su vida misma como sacrificio vivo y santo por nosotros y por nuestra eterna salvacion, nos brinde la gracia para que siempre tengamos presentes todas las gracias que seguimos recibiendo, inspirándonos para tener corazones más agradecidos y para ayudarnos a aprender que nuestras posesiones no son solo para nsootros sino para compartirlas con los demás.

¡Que Dios los bendiga y un feliz Día de Acción de Gracias para todos!

Reverendísimo Oscar A. Solis

Obispo de Salt Lake City

Traducción: Laura Vallejo