Mensaje del Obispo - Adviento 2020

Friday, Nov. 27, 2020
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By The Most Rev. Oscar A. Solis
Bishop of Salt Lake City

Nuestra Iglesia comienza un nuevo año litúrgicocon el Adviento, mientras que al mismo tiempo se prepara para celebrar la llegada de Cristo en Navidad.

Es un tiempo de espera alegre y de paciente esperanza que llama directamente a nuestras corazones y nuestras mentes a la llegada de Cristo en su nacimiento en la Navidad y a su segunda llegada al final del tiempo.

El Adviento nos invita a reflexionar sobre las tres dimensiones del tiempo en nuestra salvación.

Agradecidamente recordamos el pasado cuando en Hijo de Dios llego al mundo y se convirtió en ‘uno con nosotros.’ El presente, conforme nos prepáranos y anticipamos con esperanza su nueva llegada. La Iglesia nos enseña que Cristo prometió “volver a venir en la Gloria al final de los tiempos para juzgar a los vivos y muertos, y Su Reino no tendrá fin.”

Conforme llagamos al término del año litúrgico, vemos con tristeza los retos y tribulaciones por los que pasamos en los meses pasados: la enfermedad y muerte causada por la pandemia del coronavirus, los crecientes conflictos de tanta injusticia social y desigualdad racial, y las torcidas y polarizadas relaciones con amigos y familiares causadas por las diferencias políticas e ideológicas.

La nueva temporada nos ayuda a ver más de cerca la vida y a disfrutar de las alegrías y razones para celebrar. Existe vida nueva y  renacimiento con los bebés recién nacidos, para quienes proclaman la verdad para cambiar un sistema injusto, de la esperanza inspirada por el heroísmo y sacrificios de los trabajadores de la salud, y de quienes oran y trabajan para terminar el flagelo del aborto, la pobreza el reciente salpullido de las ejecuciones federales.

Aampliemos nuestra perspectiva de la vida para así poder ver la promesa, bendiciones y esperaba de Dios. No podemos permitir que los retos y tribulaciones distraigan nuestra atención, o que las fascinaciones nos consuman, estos son efímeros y no definen la prescencia divina del Todo Poderoso. En su lugar, necesitamos permanecer despiertos, vigilantes y siempre listos conforme esperamos la llegada de nuestro Salvador. Dejemos que nuestra oración sea :Ven Señor Jesus’, y pidámosle nos quite del pecado y nos de la salvación.

Durante este periodo de preparación, un calendario de Adviento y la corona de Adviento nos recuerda la oración.

La corona verde circular es un símbolo del amor infinito y sin fin de Dios; las tres velas moradas y la vela rosa representan las cuatro semanas antes de la Navidad, la vela blanca al centro representa a Cristo, quien llevo la luz de Dios a la humanidad a través de Su nacimiento, muerte y resu-rrección.

El color violeta es el color tradicional del modo de penitencia del tiempo de Adviento, una penitencia de sa-crificio, que nos llama a reconocer nuestros pecados y a reconocer nuestra necesidad de arrepentimiento y reconciliación, para preparar nuestros corazones para la Navidad.

La tercera semana de Adviento cele-bramos el ‘Domingo de Gaudete’, que viene de la palabra regocijo en latín, la primer palabra de la oración de bienvenida para la Misa de ese día. La vela de color rosa para el Domingo de Gaudete representa la anticipación y regocijo- sentimientos acordes a la semana antes del nacimiento de Cristo.

El Adviento abre la puerta a la renovación de nuestra fe mientras vivimos nuestro llamado bautismal a la proclamación de la salvación de Dios y trae consigo el reino de Dios en la tierra.

Conforme vivimos al nuevo Dios en la Navidad, recibamos la inspiración y el empoderamiento para salir y proclamar los dones de amor, alegría y paz de Cristo en nuestros corazones y en el mundo.

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