¡Saludos de la paz y del amor de Cristo! El Domingo de Ramos marca el comienzo de la Semana Santa. La Iglesia conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén para cumplir su misión como el Salvador prometido de Dios a través de su pasión, muerte y resurrección. Durante esta Semana Santa, enfoquemos nuestras mentes y corazones en el misterio más grande de nuestra fe - uniéndonos al sufrimiento de Cristo en la cruz, donde murió por nuestros pecados y nos regocijamos en la nueva de su Resurrección en la Pascua.
Nuestra celebración diocesana, como en otras partes del mundo, será diferente. Las palabras introductorias del Papa Francisco en su reciente Urbi et Orbi, "Al atardecer", describen una imagen sombría de nuestro mundo. La oscuridad de la enfermedad y la muerte que trare la pandemia de coronavirus continúa creando estragos a nuestro alrededor. Dados los trastornos y la carga que se nos ha impuesto a todos, nuestra Iglesia seguirá respondiendo de manera responsable y pastoral para servir a las necesidades espirituales de nuestros fieles durante esta santa época del año.
El Papa Francisco nos recordó "que como los discípulos de Cristo, fuimos sorprendidos por una inesperada tormenta turbulenta. "Juntos en la misma barca, todos nos sentimos frágiles, desorientados y pereciendo. Pero al mismo tiempo, es importante y necesario que rememos juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente y descubriendo que no podemos seguir cada uno por nuestra propia cuenta.” (Urbi et Orbi)
Para la seguridad y el bienestar de todos, en el espíritu de la caridad y el respeto por la vida, especialmente de los enfermos y los más vulnerables, nuestros sacerdotes celebrarán la Santa Misa y otras formas de culto en nuestras parroquias de forma privada sin la congregación habitual. Invité a todos nuestros sacerdotes a seguir ofreciendo las misas en sus parroquias a través de Internet y otras plataformas en los medios sociales, para que, ustedes, los fieles, puedan participar desde sus casas con sus familias. Aunque no nos reunamos físicamente como una comunidad de fe, nuestro Señor continúa manifestando su amorosa presencia de muchas misteriosas maneras, uniéndonos espiritualmente.
En estas circunstancias inesperadas, “necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. El Señor nos invita a tener fe y creer en Él porque no somos autosuficientes, solos nos hundimos. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguémosle nuestros temores, para que los venza, y nos traiga la serenidad.” (Urbi et Orbi).
Por lo tanto, meditemos en la muerte y resurrección de Cristo, y ofrezcamos nuestros sacrificios a Dios para acabar con los efectos destructivos de esta enfermedad contagiosa. Debemos mantenernos fuertes y confortados en medio de nuestros sufrimientos -la pérdida de muchas vidas y empleos, así como la carga del aislamiento, la soledad y el temor a las incertidumbres que esta crisis nos trae- ¡porque Cristo está con nosotros!
Los días sagrados que se avecinan están llenos de esperanza. Dios, que es más grande que nuestros miedos y preocupaciones, nunca nos abandonará. "En medio de nuestra tormenta, Él nos invita a despertar y poner en práctica esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, apoyo y sentido a estos tiempos difíciles. Tenemos un ancla: por su cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: por su cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: por su cruz hemos sido sanados y abrazados para que nada ni nadie pueda separarnos de su amor redentor" (Urbi et Orbi)
¡Que esta Semana Santa despierte nuestra fe y reavive nuestra esperanza de que Dios nos bendecirá con la nueva vida que nos trae la Pascua!
Stay Connected With Us