Mensaje del Obispo Solis sobre la Jornada Mundial del Enfermo

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Rev. Oscar A. Solis, Obispo de Salt Lake City

La 29ava Jornada Mundial del Enfermo será celebrada el 11 de febrero. Este es un día de la Iglesia Católica Romana el cual fue instituido por el Papa Juan Pablo II el 13 de mayo de 1992. A principios de 1993, esta festividad ha sido observada cada año en la conmemoración de Nuestra Señora de Lourdes, la cual es celebrada el 11 de febrero.

Este es un tiempo especial para todos los creyentes quienes ofrecen oraciones por los afectados por la enfermedad, y para compartir el sufrimiento para el bien de la Iglesia, así como para recordarnos que en nuestros hermanos y hermanas enfermos vemos el rostro de Cristo.

Es también una importante ocasión para recordar a todos los que sirven en el ministerio Católico de salud y a todos los proveedores de cuidados de salud quienes asisten las necesidades de los enfermos.

El mensaje del Papa Francisco para la celebración de este año nos anima a todos los creyentes fieles a “establecer una relación directa y personal con el enfermo y la sanación integral humana basada en el mandamiento del amor que Jesus dio a sus discípulos.” Nuestro Santo Padre con su palabras inspiradoras nos dijo que, “una sociedad es tanto más humana cuanto más sabe cuidar a sus miembros frágiles y que más sufren, y sabe hacerlo con eficiencia animada por el amor fraterno. “Es así que debemos aspirar a lograr esta meta para que nadie se sienta solo, excluido o abandonado.

La pandemia del coronavirus ha traído tremendo sufrimiento para las personas de todo el mundo y ha infectado a millones de personas clamando millones de vidas.

Tristemente una de las realidades que hemos descubierto,  es que aquellos que han sido mayormente  afectados son nuestros hermanos y hermanas más vulnerables, las personas de la tercera edad, los pobres y marginalizados quienes no cuentan con acceso a los servicios de salud de su propio gobierno.

También han sido reveladas las inequidades globales, así como la ineficiencia de los sistemas de cuidados de salud de cada nación, debido al injusto manejo de los recursos y los sistemas políticos discriminatorios, que son indiferentes ante el sufrimiento del pobre y de los necesitados.

Teniendo presente esta desoladora realidad global, el Papa Francisco ha expresado si cercanía espiritual con los pobres que sufren, con los marginalizados, asegurándoles la preocupación amorosa de la Iglesia durante estos tiempos de incompetencias, mientras que ha elogiado el heroísmo del personal de salud, voluntarios, empelados de apoyo, sacerdotes, hombres y mujeres religiosas quienes han ayudado, dado consuelo y servicio a muchos enfermos y a sus familias con gran dedicación y amor, exhorta a que todos demos un bálsamo reconfortante de sanación, consuelo al enfermo y a quien sufre.

Este es un tiempo oportuno para poner nuestra fe y amor en acción, consistentemente con las enseñanzas de Cristo; siendo esto el cuidado de todos en sus tiempos de enfermedad, pobreza o tratos injustos. No podemos dar la espalda, debemos desarrollar el espíritu de empatía y compasión para que su sufrimiento sea el nuestro cuando estamos con ellos y los servimos.

Por lo tanto, invoquemos la bendición de Dios para que tengamos el Corazón de Cristo, para orar y para cuidar a quienes están sufriendo, así como por los trabajadores de la salud quienes sirven a sus necesidades. Ponemos a todos nuestros humanos y hermanos en Cristo en las manos del Divino Sanador, para que a través de la intersección de la Santa Virgen María, Madre de Misericordia y Salud de los Enfermos, puedan encontrar consuelo, sanación y salvación.

 ¡Nuestra Señora de Lourdes Reza por nosotros!