Mensaje del Reverendísimo Oscar A. Solis, Obispo de la Diócesis de Salt Lake City

Friday, Mar. 20, 2020
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By The Most Rev. Oscar A. Solis
Bishop of Salt Lake City

Al Pueblo de Dios en Utah: ¡Saludos en la paz y el amor de Dios! En este momento seguramente han escuchado sobre la decisión que tomé para la Diócesis de Salt Lake City sobre el esparcimiento del coronavirus. La organización Mundial de la Salud la ha llamado Pandemia; el presidente Donald Trump declaró una emergencia nacional, y el gobernador Gary Herbert, así como los gobiernos locales en Utah, nos han informado sobre la crecient crisis en nuestro estado.
Tomando en cuenta esto, como respuesta he implementado acciones de emergencia para ayudar con esta seria situación. Estas medidas incluyen la suspensión temporal de las celebracio-nes de alabanza públicas, incluyendo la Santa Misa; así como otros eventos diocesanos y parroquiales tales como retiros de Cuaresma que impliquen la presencia de varias personas; así como la suspensión de clases en las escuelas Católicas. Con respecto a esto, estoy otorgando a todos los Católicos la disensión de la obligación de asistir a Misa los domingos, y los profesores de las escuelas Católicas brindaran educación remota. Estas medidas permanecerán en efecto hasta el 31 de marzo, o hasta nuevo aviso.
Esta fue una muy difícil decisión, y la tomé con mucho dolor en mi corazón. Mi decisión, en consulta con otros líderes diocesanos, es prestando atención a la advertencia de las autoridades y en un esfuerzo para prevenir el mayor contagio de la enfermedad del coronavirus, para la protección de la salud de quienes son más vulnerables y por el mayor bien de la comunidad. Hoy no se trata de solo contener la enfermedad, sino que debemos considerar la gran posibilidad de poner en riesgo nuestras vidas y las vidas de muchos más. A lo mejor sea una gran abundancia de precauciones, pero en virtud de las serias circunstancias, creo que es prudente actuar inmediatamente.
Se lo doloroso que resulta ser  privado de la veneración pública, especialmente de la Santa Eucaristía, pero este es un tiempo en donde los Católicos debemos de ver más allá. Les pido su comprensión y que expandan su perspectiva sobre el tema. En más que un ‘yo’ individual, sino de un ‘nosotros’ como comunidad. Los Católicos somos una minoría en Utah, pero aun así una gran parte de ella. Nuestras autoridades gubernamentales han pedido a los diversos sectores de la sociedad su cooperación para ayudar a abordar la crisis. Nosotros debemos hacer nuestra parte.
En nuestra humilde y pequeña manera, podemos contribuir ayudando durante este tiempo de crisis como Católicos, temporalmente privándonos de la Santa Misa, cumbre de nuestra vida Cristiana y alabanza, para el bien de los demás y del bien de nuestra comunidad, especialmente los vulnerables ante la enfermedad – las personas de la tercera edad y los enfermos. Hagámos lo con un espíritu de sacrificio y caridad.
El Libro de los Salmos nos recuerda que “Como confía en la aurora el centinela, así Israel confíe en el Señor; porque junto al Señor está su bondad y la abundancia de sus liberaciones.”
Durante estos complicados tiempos por favor continúe orando y practicando nuestra fe. Veneremos como comunidad, y que el don de la gracia de la fe brindada por el Espíritu Santo crezca en la comunidad así como en cada persona. Mientras no podemos reunirnos en un lugar de veneración, podemos participar en la Comunión Espiritual viendo la celebración de la Santa Misa por televisión o por medios digitales a través de la página diocesana en línea  o en YouTube
Nuestras Iglesias permanecerán abiertas para visitas personales y oraciones ante el Santísimo Sacramento. Ustedes también pueden orar solos o en familia en sus hogares. De manera especial, busquemos la gracia y misericordia de Dios usando la Santa Biblia, así como libros espirituales y edificantes, así como devociones tales como el Rosario, las Estaciones de la Cruz y las novenas. Oren los unos por los otros, especialmente por los afectados por el coronavirus, así como por los trabajadores de salud y los cuidadores de la misma, por los enfermos y pro las familias que sufren los efectos de esta crisis.
Los animo a crear un ambiente de diálogo con nuestro Señor. Tal vez este sea un tiempo que Dios nos da para establecer relaciones cercanas con su cónyuge, con sus hijos y con sus amigos. Frecuentemente, las muchas preocupaciones de la vida nos distraen y perdemos de vista a Dios descuidando a las personas que nos rodean.
Mis queridos amigos, dispersen sus miedos y nunca pierdan la esperanza, ya que Dios está con nosotros. Aunque en este tiempo no celebramos públicamente la Misa, todavía podemos tener un encuentro con Cristo en nuestras vidas. Invoquemos la gracia de Dios de fuerza y valentía como una familia de fe, para así poder resistir las pruebas y dificultades. Siguiendo el ejemplo de nuestros antepasados en fe,  juntos busquemos la maternal intersección de Nuestra Señora de Guadalupe, que nuestra confianza en el poder de Dios a través de la Sangre de Su Hijo, nos ayude a terminar con esta pandemia y nos de Su Salvación.
+El Reverendísimo  Oscar A. Solis
Obispo de Salt Lake City

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