Mensaje Navideņo del Obispo Solis

Friday, Dec. 21, 2018
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El Reverendísimo Oscar A. Solis

Obispo de Salt Lake City

La Navidad es una época bendita llena de alegrías. Es un recordatorio constante de la grandeza del amor de Dios; de que Él envió a su único Hijo, nacido de la Virgen María, para ser el Salvador del mundo. Nos regocijamos en su nacimiento en la Navidad ya que esto es el cumplimiento de la promesa de Dios para la salvación de la humanidad quebrada por el pecado. Nuestros corazones se llenan de alegría sabiendo y creyendo que Cristo es nuestra redención, haciendo el camino a la reconciliación y paz entre las personas de buena fe.

El nacimiento de Cristo nos revela la encarnación del Hijo de Dios quien a pesar de su divina majestuosidad tomó la forma humana para ser uno entre nosotros, con a excepción del pecado. Él llegó a restaurar nuestra dignidad especial como criaturas de Dios, formadas a Su imagen, preciosas ante Sus ojos y con el don de ser Sus hijos, una raza elegida, una nación sagrada destinada a estar con Él en la eternidad.

Dios haciéndose hombre nos da la prueba de que el amor vence al odio. La bondad es más fuerte que la maldad, la esperanza prevalece ante la incertidumbre.

La Navidad es el momento significativo de Dios nos revela Su amorosa, salvadora y duradera presencia entre nosotros. Esto es Su mensaje inspirador en nuestro mundo problemático, el cual está lleno de violencia, odio, tristeza y división. Dios todo poderoso vive entre nosotros, con humildad enfrenta los problemas, para que así nosotros podamos encontrar la felicidad genuina que ninguna cosa material nos puede dar, recibir la sabiduría para entender la verdad y descubrir la bondad en nuestros corazones para aprender a perdonar, a llegar a la sanación y a la reconciliación.

A pesar del paso de los años, todavía vivimos en un mundo quebrantado. Obviamente todavía no hemos aprendido el gracioso arte cristiano de hacer la paz y de ser constructores de una civilización de amor, justicia y paz.

 Sin embargo, todavía hay esperanza. Dios no permite que la historia de los humanos termine en tragedia. Él envió a Su Hijo para redimirnos. Emanuel. ¡Dios está con nosotros!

Esto es lo que celebramos en la Navidad. Esta es la razón de nuestro gozo. Nuestros dones preciosos del Salvador del mundo llegan con responsabilidades. Dios ha definido nuestra misión en la tierra. Demos la bienvenida en nuestros corazones a el Mesías, y compartamos esta bendición con los demás, no solo con palabras sino con nuestras vidas.

Hagan saber la presencia salvadora y sanadora de Cristo “Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; le ponen en el nombre del distintivo rey y proclaman su nombre: ‘Consejero admirable, Dios fuerte, Padre que no muere, príncipe de la Paz.” (Isaías 9:6).

Una Feliz Navidad llena de los dones y el amor de Dios.

Traducido por: Laura Vallejo

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