Mensaje semanal del Obispo Solis

Friday, Mar. 27, 2020
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Obispo Oscar A. Solis

Ha pasado una semana desde que decidí suspender la celebración pública de la Santa Misa como otros Sacramentos y reuniones y eventos de la Iglesia, así como el cierre de las escuelas Católicas y las oficinas a lo largo de la diócesis cumpliendo con las directivas del gobierno. Fue una decisión muy difícil y dolorosa, pero les agradezco su entendimiento.

Muy tristemente, la situación ha empeorado. Algunos estados están en toque de queda, los negocios y otros lugares de reunión pública han recibido la orden de cerrar y se las ha dicho a las personas que se queden en sus casas. En días recientes nos hemos familiarizado con términos como ‘distanciamiento social’ y ‘aplanar la curva’ conforme las autoridades gubernamentales nos urgen a que todos hagamos nuestra parte para contener la transmisión de la enfermedad del coronavirus. Aún así, los números de los infectados y muertos crece, y nuestros dedicados trabajadores de salud están en el frente trabajando tiempos extra.

En este tiempo nuestra unidad y solidaridad es crítica. Podemos tomar inspiración en la fortaleza de los feligreses, quienes han demostrado una gran resiliencia y voluntad para cuidar de los demás siguiendo las directivas diocesanas, aún siendo dolorosas y difíciles.

Nuestros sacerdotes fielmente continúan su compromiso de acompañamiento con el Pueblo de Dios durante estos tiempos difíciles como pastores de sus rebaños, asistiendo su cuidado y alimentación espiritual. Seguimos nuestra lucha tomando las medidas precautorias y adoptando un estilo diferente de vida, y hemos progresado en oración y juicio.

El Pueblo de Dios necesita sentir la presencia de Dios entre todo esto.  Aunque no celebramos la Misa en público, nuestras Iglesias permanecen abiertas para manifestar el amor de Dios y Su presencia salvadora entre nosotros.

Nuestros sacerdotes continúan ofreciendo Misa a diario y los domingos transmitiéndola en vivo a través de los medios sociales y las paginas en línea.

En otras palabras, Dios no los ha abandonado, no están solos. Dios sigue cuidándonos. Él nos acompaña a través de nuestros sacerdotes quienes nos guían y nos llevan a estar más cerca a Dios a través de su ministerio y de la oración, inclusive en tiempos de aislamiento.

Me comprometo a comunicarme regularmente con ustedes haciéndoles saber cómo, como Iglesia podemos junto trabajar para solucionar la crisis. El entendimiento de la situación y los impactos del COVID-19 frecuentemente cambian.

Quiero compartirles algunas de las directrices diocesanas y recomendaciones para poder sobrepasar estos difíciles tiempos no individualmente, sino como una comunidad de fe; no con pánico y miedo, sino con esperanza y fe en la bondad y amor de Dios.

Por favor revise el horario para los servicios de la Semana Santa, Tridio y Pascua los cuales se realizarán sin la presencia de la congregación, pero serán transmitidos desde la Catedral de la Magdalena hasta nuestras parroquias locales.

Muchas gracias por su entendimiento, cooperación y apoyo mientras navegamos en lo desconocido, poniendo nuestra fe firmemente en las manos de nuestro Señor. Seamos constantes y persistentes en la oración y ayudándonos los unos a los otros, especialmente a los trabajadores de la salud, a quienes están infectadas por la enfermedad y aquellos en mayor riesgo - con enfermedades de alto riesgo, los indigentes, las personas de la tercera edad y los que tienen un sistema inmunológico comprometido y mantengan en oración a quienes han fallecido.

Nunca duden del amor de Dios por nosotros.

Sepan que mis oraciones son por ustedes y les pido las suyas para mí  y para los sacerdotes. “Como confía en la aurora el centinela, así Israel confíe en el Señor, porque junto al Señor esta su bondad y la abundancia de sus liberaciones,” (Salmos 130:7).

¡Bendiciones Cuaresmales para todos!

Traducido por: Laura Vallejo

 

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