Obispo Solis: audiencia Ad Limina fue 'una gran bendición'

Friday, Mar. 06, 2020
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Obispo Oscar A. Solis
By The Most Rev. Oscar A. Solis
Bishop of Salt Lake City

Me encuentro muy feliz de compartir con ustedes la muy excitante y conmovedora experiencia de mi reciente visita a Roma. Estuve allí con mis hermanos Obispos de la región XIII (Nuevo México, Colorado, Arizona, Wyoming y Utah) para la Ad Limina .

Usualmente cada cinco años, los obispos de todo el mundo se reúnen con el Santo Padre, el Papa Francisco, Vicario de Cristo en la tierra para reportar el estatus de nuestras diócesis. No es solo una visita oficial sino también un peregrinaje. Nuestro viaje incluyó la celebración de la Santa Misa en la Tumba de San Pedro (debajo de la Basílica de San Pedro), oración y, aún más importante, realizamos nuestra profesión de fe.  También celebramos Misas especiales en otras Basílicas en Roma:

San Juan Letran, San Pablo fuera de las Murallas, y Santa María Maggiore.

Además, nos reunimos con la curia y las cabezas de otras oficinas del Vaticano.

Por sobre todo fue una manera de renovar nuestra unión con el Vicario de Cristo y con la Iglesia Universal.  Una parte resaltante de mi visita Ad Limina fue la audiencia privada con el Papa Francisco el 10 de febrero, la misma, duró dos y media horas. Él tiene el Corazón de un pastor a quien le importan los obispos. Estaba interesado en saber cómo estamos y lo que estamos haciendo en nuestra diócesis. Nos recibió con una hospitalidad calurosa y una amistad. Nuestra conversación con él fue casual pero profunda ya que él nos habló desde su Corazón. Se abrió diciéndonos que le preguntáramos lo que quisiésemos. Realmente me impresionó cuando nos dijo que teníamos la libertad inclusive para criticarlo, pero si nos dijo que lo hiciéramos allí y no afuera.

Tuvimos un libre intercambio de información y de ideas y él nos escuchó atentamente. Lo que me impactó fue que después de nuestras preguntas, él pausaba y reflexionaba por un momento antes de darnos sus respuestas o sus pensamientos. Nos habló profundamente, pero también con humor, a veces citando la Escritura o la Doctrina de la Iglesia. Después de haber hablado con él, sentí que realmente se preocupa por los obispos igual que se preocupa por el Pueblo de Dios. Sentí una verdadera afirmación y fortalecimiento por su apoyo. El Papa Francisco también preguntó sobre nuestras preocupaciones y retos pastorales tales como la crisis por abusos sexuales, el papel de la mujer en la Iglesia, la polarización y la división en la sociedad, la cultura de ‘ideología’- las inclinaciones de la derecha y de la izquierda. Nos dijo que valora y da la bienvenida a las diferencias y a la diversidad de opiniones. No tenemos que pensar igual, nos dijo, y a pesar de las diferencias debemos tratarnos con amor y respeto.

Estuvimos en Roma justo después de la publicación del documento post sinodal del Papa Francisco “Querida Amazonia”. Nos explicó que el documento trata de temas de ecología, cultura, evangelización y justicia social. Nos advirtió que sería pasado por alto por muchos, especialmente por los medios de comunicación, enfocándose solo en dos párrafos: los temas de matrimonios entre sacerdotes y las mujeres como diáconos. Y ciertamente así fue.

Hablé con el Papa Francisco de las circunstancias particulares de nuestra diócesis: la creciente población de Católicos debida a los inmigrantes hispanos, refugiados y otras personas que llegan de fuera del estado a Utah para trabajar. Compartí con él, el reto de nuestra extensa región geográfica servida por solo unos cuantos sacerdotes y religiosos, así como los recursos financieros limitados. También le mencioné la importancia de nuestras escuelas Católicas y la educación Católica y la preocupación de que los jóvenes y los jóvenes adultos se están yendo de la Iglesia, especialmente la preocupación de los ‘nones’ quienes no tienen afiliación religiosa. El Papa Francisco hablando como un papa lo hace, nos urgió a acompañarlos, a estar con ellos, a orar por ellos y a no perder la esperanza. Nos dijo “Ayúdenlos a experimentar la presencia de Dios en sus vidas.”

Con esto, nos recordó del carácter misionero de la Iglesia enfatizando la evangelización para vencer el “modo de mantenimiento’. Nos dijo que debemos salir, estar con las personas, y acompañarlos en su camino de fe. El Papa Francisco nos urgió a los obispos, a desarrollar cercanía con Dios, con nuestros hermanos obispos y sacerdotes y con los laicos.

Después de días de reuniones en el Vaticano, me reuní con los 70 peregrinos de Utah en su peregrinaje durante los últimos cinco días en Roma. Ellos pudieron asistir a la audiencia papal de los miércoles viendo al Papa Francisco, asistiendo a la Misa en la Basílica de San Pedro y a una Misa privada dentro de la capilla de San José, para así  seguir caminando por las atracciones de la ciudad, además de un día en Florencia y una fiesta de despedida antes de que juntos voláramos a Utah.

La audiencia con el Santo Padre fue realmente una gran bendición. Me sentí inspirado por nuestra visita y por la maravillosa conversación con el Papa Francisco, y revitalizado por el sentido de afirmación que nos dio. Los obispos también pasamos tiempo comiendo, platicando, riendo y orando juntos. Mi viaje a Roma fue un momento especial y una oportunidad para que mis hermanos obispos y yo renováramos nuestra identidad como obispos, siguiendo los pasos de San Pedro y San Pablo, re dedicándonos a la misión de Cristo y siguiéndolo para predicar el Evangelio y para atender al rebaño bajo nuestro cuidado pastoral.

Traducido por: Laura Vallejo

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