El Secretariat de Laicado, Matrimonio, Vida Familiar y Jóvenes de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos ha elegido que la celebración de la Semana Nacional de Matrimonios 2020 sea del 7 al 14 de febrero. “Historias sobre la Iglesia Doméstica”, presenta testimonios de parejas quienes viven el llamado de amor dentro de sus familias tanto inmediatas como extensas. Esto es parte del evento internacional para movilizar a las personas. Organizaciones y negocios con un propósito en común el de la promoción del matrimonio en las comunidades, fortalecimiento del compromiso de las parejas, para el apoyo de los derechos fundamentales de los padres de familia para defender el bienestar de sus hijos y para ayudar a construir una cultura de vida y de amor en nuestro mundo.
Durante esta semana, la Iglesia anima al Pueblo de Dios a reflexionar sobre el don de Dios del matrimonio en nuestra Iglesia, y ofrece la oportunidad para que las parejas construyan su matrimonio como una vocación. En el diseño de Dios, la familia cristiana tiene su base en el matrimonio de un hombre y una mujer. Juntos con sus hijos forman la Iglesia doméstica, en donde “aprenden la resiliencia y aprenden el amor al trabajo, al amor fraternal, al generoso perdón, y por sobre todas las cosas a la divina alabanza y a ofrecer sus vidas a Dios.”
La Familia es la base de la sociedad. En el Plan de Dios cada niño tiene el propósito de ser el fruto del amor de su padre pro su madre y de su madre por su padre bajo el sacro lazo del matrimonio. Es por eso que la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia es importante para todos, ya que cada uno provenimos de una familia y cada uno de nosotros somos o un hijo o una hija.
Aquí están tres puntos importantes en el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la familia: amor, perdón y oración. La familia es la escuela de amor en donde los lenguajes son el don del ser y en donde aprendemos a contrarrestar el egoísmo con la auto entrega, y el rechazo con la aceptación. Los esposos son testigos y le pasan esto a sus hijos en el espíritu de la promesa de una vida eterna, fiel y fructífera de amor entre el esposo y la esposa.
Tristemente, muchas personas experimentan el dolor de la ruptura de los matrimonios y de las familias, recordándonos que no somos perfectos sino pecadores que necesitan misericordia, perdón y sanación. La misericordia del Señor es grande y hace que la familia sea una secuela del perdón en donde sus miembros aprenden a perdonarse, a buscar amarse cada vez más, y a enseñar a los hijos una nueva lección: misericordia, sanación y nuevos comienzos renovados.
Más aún, Dios es la importante base del matrimonio y de la familia. A través de las oraciones recibimos la gracia de Dios. Las oraciones no quitan las pruebas y dificultades, pero proveen de la esperanza de que la presencia de Dios da luz y paz, sana lo roto y restaurán todo. El padre Patrick Payton, a quien el Papa Francisco otorgó el título de Venerable en el 2017, nos recuerda que “la familia que reza unida permanece unida.”
Todos somos parte de la familia de Dios, hijos e hijas amados de Dios. Durante este año la semana Mundial del Matrimonio, oremos y agradezcámosle al Padre celestial por el don y por la bendición del matrimonio y de la familia. Defendamos, apoyemos y animemos a las familias a orar juntas en sus hogares, a ir a Misa los domingos, a pasar tiempo justo y a hacer de sus hogares lugares de amor, perdón, hospitalidad y paz. Que Dios escuche nuestras oraciones y que podamos ser constructores de una cultura de vida y amor en el mundo.
Oración a la Sagrada Familia
Jesús, María y José en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret, haz tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios. Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica.
Amén. (AL, 325)
Traducido por: Laura Vallejo
Stay Connected With Us