Ordenación de los Padres Delka y Trujillo

Friday, Jul. 03, 2015
By Marie Mischel
Intermountain Catholic

Traducido por: Laura Vallejo
SALT LAKE CITY — El 26 de junio la Diócesis de Salt Lake City celebro la ordenación al sacerdocio de dos hombres con una Misa celebrada en la Catedral de la Magdalena la cual fue presidida por el Arzobispo  John C. Wester.
El Padre David Trujillo, quien ha sido asignado a la parroquia de Saint Joseph en Ogden; y el Padre Joseph Delka quien en el otoño regresará a Roma a terminar sus estudios, fueron ordenados por el Arzobispo Wester, quien antes del 4 de junio cuando  fue instalado en la arquidiócesis de Santa Fe, dirijió la diócesis de Utah por ocho años.
La Misa estuvo concelebrada por el Padre Jesuita Lawrence Herrera, director espiritual del Colegio Pontificio  de Norte América en Roma; por el Padre Terrence Peter Tompkins, vicerrector del seminario Mount Angel en Oregón; por Monseñor Colin F. Bircumshaw, administrador de la diócesis, por Monseñor Terrence J. Fitzgerald, vicario general emérito; por el Rev. Martin Díaz, párroco de la Catedral de la Magdalena así como por otros sacerdotes de la diócesis.
En la Misa también estuvieron presentes familiares y compañeros del Padre Delka y del Padre Trujillo; diáconos diocesanos, seminaristas y personal; así como religiosas y personas laicas de toda la diócesis.
“En el Sacramento de la Ordenación al sacerdocio, los presbíteros son separados en la imágen de Cristo, el sacerdote eterno mayor, el predicador del  Evangelio,  para ser pastores de los fieles y para celebrar la divina alabanza como verdaderos sacerdotes del Nuevo Testamento”, dijo el Arzobispo Wester durante la introducción de la Misa, un tema que llevó hasta su homilía.
“Ustedes están llamados esta noche, David y Joseph, como sacerdotes; como sacerdotes que están comprometidos en la transformación día y noche. Particularmente ustedes están llamados a ser transformados por Cristo, sus hermanos sacerdotes y las personas a quienes sirven”, dijo el arzobispo. 
“Ustedes se pueden ver en un espejo todo lo que quieran, pero no verán cómo se ven realmente como sacerdotes hasta que se vean en los ojos de Cristo y en los ojos de sus hermanos sacerdotes y en los ojos de su pueblo”.
El Arzobispo Wester dijo que los sacerdotes tienen la responsabilidad primaria de la proclamación del Evangelio de Dios a todas las personas y “ustedes no pueden realizar esto sino son primero transformados en la Palabra por la Palabra… Joseph y David esta noche ustedes están proclamando ante todos nosotros que su vida ya no es suya. Cristo, la Palabra está viva en ustedes y en quien ustedes son – ustedes se ‘ven’  unidos totalmente con él. Dejen que esa Palabra siempre los transforme, para que cuando las personas los vean  a Cristo, crucificado en su debilidad y resucitado en gloria”.
El Padre Trujillo y  el Padre Delka tienen la gran bendición de unirse a los demás sacerdotes en Utah “quienes forman un cuerpo de hombres dedicados a servir a Cristo y a su Iglesia con distinción y con espíritu de sacrificio”, dijo el Arzobispo Wester, agregando que ellos deben de permitirse ser transformados por sus hermanos sacerdotes y serán recompensados ampliamente al servir junto a ellos.
El arzobispo dijo que los nuevos sacerdotes también deben de permitirse ser transformados por la gente a la que sirven.
¿Qué mejor servicio que el dar tanto de uno mismo que se es transformado por cada persona a quien se sirve?”, pregunto el arzobispo. 
“Permítanse volverse cada vez más pobres conforme alcanzan a los necesitados. Ustedes serán capaces de perdonar más conforme alzan sus manos en absolución. Sarán más maternales conforme proclamen la Palabra y celebren la Eucaristía para el bien de su gente y en respuesta de su llamado personal a la santidad. Enfrentaran sus defectos, debilidades y enfermedades mientras dan la unción a los enfermos y llevan el viatico a los moribundos. Encontraran un nuevo término en sus vidas conforme rocían las aguas bautismales sobre las cabezas de los niños y los Elegidos. Encontraran nuevas formas de amar conforme son testigos del Sacramento del Matrimonio, y profundizaran en su oración conforme guían a los fieles en su oración”.
El ser ordenado como sacerdote  es “al mismo tiempo un don y una tarea” dijo el arzobispo; los hombres son llamados a vivir una vida de rendición, sacrificios y abnegación, pero con la promesa de la alegría de Corsito.
“Ustedes esta noche han sido llamados a seguir los pasos del Cordero de Dios conforme mueren para vivir por Cristo”, concluyó el arzobispo. “Ustedes deben darse completamente y haciéndolo serán más efectivos en lo que son: sacerdotes de Dios cuya imagen ahora tienen”.

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