Petición contra la HB90 tiene gran respuesta

Friday, Mar. 20, 2020
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By Jean Hill
Director, Diocese of Salt Lake City Office of Life, Justice and Peace

Es muy muy placentero placer el agradecer a todos los Católicos de Utah por su extraordinario esfuerzo de defensoría durante la sesión legislativa. Después de que el Obispo Oscar A. Solis realizó un llamdo para cartas oponiendose a la HB90, la propuesta que elimina el provilegio del clero de comunicar lo escuchado en el sacro espacio de la Confesión, más de 9,000 personas respondieron. Las cartas llegaron de cada rincón del estado buscando la protección de nuestro derecho de libertad religiosa.
A lo largo del proceso de oposicion de la propuesta, aprendimos dos lecciones fundamentales- los impactos negativos tales como leyes en donde las víctimas son menospreciadas y que los Católicos necesitan mós información sobre el Sacramento de la Confesión y sobre la Primera Enmienda.
Conforme preparabamos nuestra respuesta a la propuesta en Utah, cada vez se volvía más claro que el enfoque de las enseñanzas de nuestra Iglesia sobre el derecho de confesión de cada persona es irreclamable y el beneficio espiritual de la Confesión de un perpetrador era entendiblemente, algo que no ganaba los corazones de las personas cicatrizadas por el escándalo del abuso. Aún más importante, no pudimos encontar a alguien que hablase del daño que esa propuesta podría causar en las jóvenes víctimas.
Es un hecho muy bien estudiado que las víctimas jóvenes piensan que los tienen la culpa por los abusos en su contra. No es difícil de imaginar , que una niña que piensa que ella ha hecho algo malo, busque confesar su “pecados” a su sacerdote con la esperanza de que el horror del abuso termine. 
Una vez en el confesionario, ella aprenderá que ella no ha hecho nada y que no necesita pedir pedón, que lo que le esta sucediendo no es su culpa. Puede que el sacerdote inclusive ayude a que la victima encuentre la fuerza que necesita para reportar a su abusador con las autoridaes pertinentes.
Ahora imagínense a esa msima niña, pensando en que ha hecho algo realmente horrible, considerando ir a Confesion pero decidiendo no tomar el Sacramento, pues teme que su sacerdote vaya a llamar a la policia acerca de lo que ella considera que ella ha hecho mal. No sólo le estaríamos negando a las victimas el derecho al Sacramento, sino que estaríamos evitando que ella recibiera el cuidado emocional y espiritual que tanto necesita, en un noble pero equivocado ntento de descubrir perpetradores.
Este es un punto de vista en los cambios  sobre las excepciones estatales que debe de ser escuchado más frecuentemente.
Similarmente, los Católicos necesitan estár más conscientes del papel de los sacerdotes en las Confesiones, y de la importancia que la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos tiene.
Una encuesta de un periódico de Utah demuestró que la mayoría de los Católicos apoyan la propuesta quitandoles a los sacerdotes la excepción. Hablando con los Católicos tan solo unos cuantos entendieron que romper el Sello de la Confesión, tal como la propuesta suguiere, significa la excomunión automática para un sacerdote. Algunos no sintieron nada al saber esto, pero el colocar a un sacerdote en la posición de perder su vocación o de enfrentar cargos criminales, parece ser una descarada violación de las protecciones de la Primera Enmienda.
Los críticos de nuestar  posición también se preguntan por qué los sacerdotes deben de ser tratados diferente a cómo se trata a un terapeuta o a un maestro o a otros profesionistas. La respuesta es muy sencilla: aquellos profesionistas y sus clientes no están practicando la religión en sus papeles. El catesismo de la Igelsia Católica explícitamente llama a que las personas reciban  el Sacramento de la Confesión  por lo menos una vez al año. No debemos de participar en la Eucaristía sinprimero haber confesado nuestros pecados. Cauando nos confesamos, el sacetrdote no si sienta delante de nosotros como lo hace un terapista; el se sienta como un conducto hacia nuestro Dios. Las demandas gubernamentales de que un sacerdote rompa la sacra confianza del Sacramento de Confesion efectivamente impedirá que las personas participen en esta sacra conversiom con nuestro Salvador, aún si los sscerdotes retan a la ley y se niegan a romper el sello.
El motivo de esta prppuesya es laudatorio. Todo el Pueblo de Dios de buena voluntad quiere asegurarse que los niños esen protegidos del abuso. Pero propuestas de ley que requieren que los sacerdotes revelen lo que se les ha confiado en un acto puramente religioso como lo es la Confesión, no hará más que negarle a las personas el derecho libre de religión, subsecuentemente negándoles a las víctimas una oportunidad crítica para recibir ayuda y ser sanadas.
Gracias a todos los Católicos de Utah por aprender más y por alzas sus voces oponiéndose a esta propuesta de ley que hubiese hecho un daño irerversible.
Jean Hill es el enlace gubernamental de la Diócesis de Salt Lake City. Puede ser contactada en jean.jill@dioslc. 

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