Respondiendo al llamado de Dios/Respondiendo al llamado de Dios

Friday, Jun. 22, 2018
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By Special to the Intermountain Catholic

Seminarista Anthony Shumway

En mi juventud, vi al sacerdote en el altar y la belleza que presentó me atrajo, así que cuando fuí a realizar mi Primera Comunión me convertí en servidor del altar. Siempre sentí que recibía más y más de la Misa cuando servía que cuando solo me sentaba junto a la congregación.

Pasando el tiempo ya después de la Conformación: iba a cumplir 17 años de edad; ya no tenía el pensamiento de querer estar con los sacerdotes, ahora encontraba la belleza en las chicas.

Una vez más adelantando el tiempo, después de graduarme de la preparatoria me mudé para ir a la Universidad. Para ese entonces la religión y yo habíamos terminado. Yo creía en Dios y que Jesús murió por mí, pero la idea de tener que ir a la Iglesia y orar era algo de lo que no me podía olvidar. Por cerca de cinco años fui el chico que iba a una Misa sólo en Navidad cuando regresaba a visitar a mis papás. Le dije a Dios que necesitaba tres cosas para ser feliz” una buena carrera, una buena familia y mucho dinero para poder mantener a mi familia. Ese era mi enfoque.

Bueno, pues Dios respondió a mis oraciones; me dio todas esas cosas de alguna manera. Tenía amigos muy cercanos quienes consideraba mi familia, y tenía una gran carrera en la que ganaba mucho dinero. Pero lo único que no pedí fue ser feliz. Y yo era realmente miserable.

Me tomó cerca de cinco años el aprender que no necesitaba pedirle a Dios que me diera lo que yo quería sino en su lugar pedirle lo que quisiese de mí. Una vez que comencé a hacer eso me di cuenta muy rápido que mi futuro no estaba fuera de la Iglesia y que lo que Dios quería de mí era que llevase el Evangelio a las personas.

Puede que yo no tenga todos los lujos que tenía en la vida que dejé, pero tengo personas que son mi familia en Cristo, tenido una carrera fabulosa y, finalmente, cuento con todo el apoyo que necesito para poder hacer más por los demás. Dios me puede haber sacado de lo que yo creí que yo quería de la manera en que yo lo quería, pero al final he recibido todo lo que pedí y aún más al decirle ‘Si’ a Dios y a su voluntad. Al seguirlo he recibido todas las gracias que me sostiene en todo lo que hago por Él. Al quitarme la noción del ‘yo’ y al enfocarme en el ‘tu’ de Dios encontré que mi vida es mucho más feliz y más llena.

A las personas que se encuentren discerniendo la vocación a la vida religiosa o al sacerdocio, mi consejo es que comiencen por preguntarse qué es lo que Él quiere para ti, y pasen el mayor tiempo posible en silencio ante el tabernáculo para que así puedan escuchar lo que les tiene que decir, ya que Dios no nos habla con una voz resonante, sino en un pequeño susurro. Dios solo asiente la cabeza, está en nosotros aceptar esa afirmación y caminar junto Él.

Anthony Shumway ha terminado su tercer año de estudios en el seminario Mt. Angel.

Traducido por: Laura Vallejo

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