Retiro de RICA prepara a los participantes a beber y a vivir el agua de Jesús

IC foto/Linda Petersen

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Traducción: Laura Vallejo

DRAPER — Durante el medio día del retiro de Iniciación Cristiana para adultos llevado a cabo el 9 de abril en la parroquia de St. John the Baptist, el Obispo Oscar A. Solís guió a los participantes en la Liturgia de la Pa-labra; el diácono Jeremy Castellanos lo asistió.

Antes de la homilía, la cual ofreció en inglés y en español, el Obispo Solis dio la bienvenida a los participantes.

“Cada vez que vengan a la Iglesia, espero que sientan que este es su hogar,” dijo el Obispo.

Durante su Homilía, comentando en la lectura del Evangelio sobre el encuentro que Jesús tuvo con la mujer samaritana en el pozo, el Obispo invitó a los participantes a ponderar sobre la respuesta de la mujer y ha “lentamente abrazar a Jesús como el agua de vida, la promesa del Mesías.”

La mujer era una extraña en su comunidad ya que había estado casada 5 veces y no estaba casada con el hombre con quien vivía; el Obispo dijo que los judíos también la consideraban impura ya que era Samaritana. Aun así, Jesús rompió con las tradiciones culturales de su día al tratarla con respeto y la demostrarle, “la universalidad del amor de Dios para todos,” dijo el Obispo.

La conversación de los dos fue alrededor del agua. “La mujer Samaritana se centró en el agua del pozo, mientras que Jesús le ofrecía otro tipo de agua, el agua que saciaría su sed para siempre, esa sed de una alegría y paz más profunda que solo viene de Dios.”

Conforme hablaron, Jesús se reveló como el Agua de Vida. “La mujer Samaritana le pidió a Jesús darle el agua de vida y ella no solo la obtuvo, sino que además recibió la fe para creer en Jesús como el Mesías,” dijo el Obispo Solis.  

En este pasaje de la Escritura los lectores también descubren que Jesús es tanto el Hijo divino de Dios pero también un humano, “uno entre nosotros excepto sin pecados- quien ha sentido todo lo que la humanidad ha sentido,” dijo el Obispo.

Las experiencias de la mujer, “le dieron más empatía, sed, y la hirieron más,” dijo el Obispo. “Su sed la orilló al pozo como un símbolo de su búsqueda y necesidad por Dios, y el agua que Jesús le dió la llevo hacia Jesús.”

En el pozo, “fue aceptada y amada por Dios,” dijo el Obispo. “Su encuentro con Jesús no solo sanó sus heridas físicas sino también las espirituales.”

Esa oportunidad de encuentro en el pozo transformóla vida de la mujer quien se convirtió en un discípulo misionero de Cristo. “Al conocer a Cristo, su vida nunca volvió  a ser la misma,” dijo el Obispo.

El Obispo dijo que tal como la mujer en el pozo, cada persona tiene el deseo de encontrar el significado de la vida y de conocer a Dios.  A pesar de lo que el mundo nos enseña, la verdadera felicidad no se puede encontrar en el dinero o la fama o en la persecución de la juventud eterna; “nada en este mundo puede satisfacernos y darnos la felicidad total,” dijo el Obispo. “Es por eso que como catecúmenos, electos y candidatos para la Confirmación debemos entender que la belleza del mensaje del Evangelio es un maravilloso mensaje de nuestra relación con Dios. Nada en este mundo puede darnos la Felicidad… más que el agua que Jesús nos dael es el agua de vida.”

Más adelante el Obispo recibió preguntas de la audiencia y le pidió a los miembros de los electos compartir su testimonio sobre su camino hacia el bautismo.

El retiro cuyo tema fue ‘Caminando Junto a Cristo y con los demás’, tuvo muy buena asistencia en persona, y fue transmitido en línea a varias parroquias alrededor de la diócesis, dijo Ruth Dillon, directora de la Oficina diocesana de Culto Divino.