San Maximiliano trabajó convirtiendo al Pueblo de Dios

Friday, Apr. 22, 2022
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San Maximiliano Kolbe y otros frailes en el monasterio Niepokalanów en donde fueron arrestados por la Gestapo y enviados a campos de concentración.
By Special to the Intermountain Catholic

Donna Masek

Traducción: Laura Vallejo

Para San Maximiliano Kolbe la conversión de todas las personas y que todos fuesen santos bajo el patronaje y meditación de la Inmaculada Virgen, era una misión que valía la pena vivir, trabajar y sufrir, inclusive el morir. Utilizando válidos y legítimos medios a su disposición, el Santo extendió su mano a todas las personas en espera de cumplir esa misión. Su corazón sabía amar sus límites, culminando con el don de dar su vida misma el 14 de agosto de 1941.

San Maximiliano practicó su espíritu evangelizador durante los muchos viajes que realizó por Europa por medio del transporte público. Nuca temeroso de comenzar conversaciones religiosas con los pasajeros, el Padre Kolbe gentilmente señalaba los errores en su entendimiento de los creencias Católicas y les ofreció instrucción sin importar sus etnias o antecedentes.

Además de nutrir el alma, el Padre Kolbe ofreció asistencia a las necesidades humanas de varios. Conforme la II guerra mundial comenzó, su abadía albergó a miles de personas desplazadas en 1940. Dependiendo bastante en la Divina Providencia, daba órdenes de alimentar a todos los que llegaran a las puertas de la abadía, dándoles atención médica en la enferme-ría y haciendo ataúdes en el taller para los fallecidos.

El padre Kolbe fue arrestado dos veces. Su primer arresto lo llevó junto con otros frailes a campos de concentración en Lamsdorf, Amtitz y Ostrzeszow. Reconocido por su gentileza y sentido de oración en Amititz, en el día de su santo se le dio una porción muy grande de queso. El la dividió entre los 48 sacerdotes y frailes en su grupo con la instrucción de comer las porciones lentamente,

Su segundo arresto el 17 de febrero de 1941 fue enviado a la prisión de  Pawiak conocida entonces como el campo de concentración de Auschwitz, en donde pasó por condiciones horríficas y con las realidades de ser un prisionero de guerra. Aun así, su disposición permaneció la de San Pablo en Galatas 2:20: “y ahora no vivo yo, es Cristo quien vive en mí.”

Al final ofreciéndose a tomar el lugar de un hombre de familia quien había sido sentenciado a morir junto a otros nueve más en una celda muriéndose de hambre, el padre Kolbe siguió ofreciendo cuidados pastorales a su pequeño rebaño. Los guió en oración e himnos hasta que otros más los escucharon desde sus celdas. El 14 de agosto de 1941 recibió una inyección letal de ácido carbónico en la víspera de la Solemnidad de la Asunción de la Santa Virgen María.

San Maximiliano Kolbe, vamos hacia tí en oración. Ayúdanos a vivir la fe: a ser fuertes, especialmente en medio de los retos. Ayúdanos a vivir con esperanza “nunca dejes que crezcamos sin valor al enfrentarnos a las dificultades y fallas. Ayúdanos a vivir con amor; a aprender a perdonarnos y a ver a nuestro Señor reflejado en todos nuestros hermanos y hermanas. Ayúdanos a siempre ver hacia Jesús, quien vivió y murió por nosotros y quien ahora reina por siempre. Amén.

Donna Masek es una voluntaria para la Inmaculada y representa a la Militia de la Inmaculada en Utah. La Militia sirve en inglés y en español ofreciendo retiros, reuniones y otros alcances. Para mayores informes contacte a Donna en miutah.stmary@gmail.com.

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