Siguiendo el llamado de Dios, de abogado a seminarista

Friday, Jul. 20, 2018
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José Luis Gómez
By Laura Vallejo
Intermountain Catholic

SALT LAKE CITY — Nacido y criado en la ciudad de México, José Luis Gómez creció en una familia Católica; el más jóven de tres hermanos desde que nació pasó tiempo en la Iglesia.

“Mi familia iba mucho a la Iglesia y eso se tradujo en grandes amistades con los sacerdotes,” dijo Gómez, quien ahora es uno de los 8 seminaristas de la Diócesis Católica de Salt Lake City.

A pesar de su cercanía con la Iglesia Católica, Gómez no ingresó al seminario sino hasta después de haberse graduado de la Universidad en donde recibió un título de abogado. También trabajo varios años en presidencia de México así como para el gobierno federal.

A pesar de su carrera profesional exitosa, “había siempre algo en mi corazón, se sentía como un vacío,” dijo Gómez quien decidió pasar por un profundo discernimiento con los monjes Benedictinos en San Miguel de Allende Guanajuato. Mientras estuvo allí, vivió la vida de claustro de los monjes, la cual incluía levantarse a las 3 am para orar.

“Este tiempo en silencio realmente me ayudó a discernir lo que realmente quería,” dijo Gómez, quien al final de este periodo decidió que lo que quería era ser sacerdote.

El siguiente paso era saber en dónde iba a hacer realidad su llamado de servicio.

“Constantemente le preguntaba a Nuestro Señor done me quería,” dijo Gómez.

Las cosas se fueron dando. Los problemas de los inmigrantes se volvieron más fuertes y Gómez decidió que quería ser parte de su camino y apoyarlos y ayudarlos.

“El ser abogado me ayudó a tener una visión global de los derechos humanos y de la dignidad de la vida,” dijo Gómez.

Fue así como contacto al padre Javier Virgen, quien en ese tiempo era parte de la oficina de vocaciones diocesana. Con el apoyo del padre Jorge Roldan, vicario parroquial de San Pedro y San Pablo y el padre Eleazar Silva, párroco del Sagrado Corazón, el sueño de Gómez de ser seminarista en un lugar en donde pudiese caminar junto a los inmigrantes se hizo realidad.

“Mi decisión preocupó un poco a familia yo ya tenía mi vida hecha, estaba ganando buen dinero...pero después de explicarles lo que yo sentía y que sabía que Dios me estaba llamando, apoyaron mi decisión,” dijo Gómez.

Reflexionando en como los inmigrantes que viven en Utah tienen muchas necesidades; en cómo han tenido que dejar sus lugares de origen llenos de miedos, de inseguridades en busca de una mejor vida y futuro para sus hijos; el cómo tienen que huir de la violencia; de las amenazas de la pobreza extrema, Gómez dijo que todo eso lo hizo saber que Dios lo quería en Utah.

El año entrante Gómez planea ingresar al seminario Mount Angel en Oregón, en donde comenzará con la pre teología.

Vivir en Utah lo ha transformado.

“Mi vocación es más fuerte que nunca... Este tiempo [en Utah] me ha ayudado a para más tiempo con Nuestro Señor, hablarle y saber que siempre está a mi lado... Todo esto ha reforzado mi vocación, la ha hecho más fuerte, no es fácil estar alejado de tu familia, de tus amigos, de la gente que uno conoce,” dijo.

 Su refugio es el Santuario, en donde pasa horas en oración y meditación.

Las personas que sienten que tienen una vocación a la vida religiosa o al sacerdocio deben “ponerse en las manos de Dios,” y encontrar un guía, tal como un sacerdote en el que puedan confiar.

“Deben ver en su interior y reconocer lo que realmente están sintiendo. No sean cobardes, Muchos son llamados, pero pocos son decididos,”

Si alguien siente el llamado “sean valientes y Síganlo,” dijo Gómez, “siempre vean hacia adelante, nunca hacia atrás, digan: aquí estoy para amarte y servirte’, y todo lo demás se irá dando. Él será tu guía.”

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