Padre Christopher Gray
En ocasiones a las personas les gusta criticar los días festivos Cristianos como unas meras recapitulaciones de festividades paganas. Me vienen a la mente la Pascua y la Navidad, pero conexiones a celebraciones paganas resultan poco convincentes. Sin embargo, el Día de Todos los Santos es un evidente ejemplo de la Iglesia Católica bautizando una festividad pagana.
Todos Los Santos en su existencia, es un día festivo en el mes de mayo, en la festividad de la dedicación del Partenón en Roma como una Iglesia Católica (y no meramente una iglesia para todos los dioses) y allí la colocación de reliquias de los santos quienes previamente habían estado en las catacumbas que rodean Roma. Esto fue en el año 609. Cerca de 150 años mas adelante, el día festivo fue transformado al día actual, tiempo del año de la popular festividad Gaélico el Samhain.
Para los Celtas – una cultura que creció desde Irlanda hasta las costas alrededor de Europa- el Samhain marca el término del año y el comienzo de un nuevo año con varios días de celebración. Este festival capitalizaba en el tiempo liminal entre el viejo y el nuevo año para asi concientizar sobre la barrera entre lo espiritual y lo material. El caos de la festividad se cristalizó en la práctica del uso de mascaras y del uso de disfraces, para que las personas fueran anónimas entre los espíritus, buenos o malos, vivos o muertos. Así como el uso de linternas hechas de calabazas o nabos.
Durante la celebración del Samhain, las personas trataban de realizar contacto con el mundo espiritual para que sus familiares fallecidos u otros espíritus les brindaran guía e inspiración para el nuevo año que comenzaba. Nuestras tradiciones de Halloween son vestigios de esta festividad pagana. (Aviso: yo soy un gran adicionado del Halloween).
Cuando el Cristianismo participa prácticas o cosas, lo realizamos de manera juguetona. Nos gusta coleccionar ídolos; el Museo del Vaticano esta lleno de ellos. Hacemos del panteón una Iglesia de todos los santos. Hacemos del ídolo una decoración; de la misma manera quitamos la creencia pagana de la festividad y nos quedamos con la celebración, dándole el lugar a la doctrina Cristiana. así como lo hacemos en el Dia de Acción de Gracias o con el Dia de la Independencia- las festividades Americanas que celebramos en la Iglesia no por ser sagradas, sino porque son nuestra celebraciones – manifestamos las verdades eternas de nuestra fe en el contexto del mundo de hoy.
Así es que he aquí la doctrina contextualizada, una breve eclesiología del Halloween: Somos el Pueblo Santo de Dios, y Todos los Santos celebramos a nuestros hermanos y hermanas en comunión con los Santos. Las cosas repugnantes del Halloween no son nuestras, deliberadamente, la fealdad, los sustos, y especialmente la baratura son partes de la celebración que podemos disfrutar y reírnos de- pero al final esas son las partes que rápidamente desechamos.
En su lugar, lo que es nuestro es la radiante vestimenta de Todos los Santos, un día santo de obligación: celebramos la gloria del cielo, la belleza eterna de la presencia de Dios, engrandecida por la multitud de los Santos, testimonio de la gracia triunfante. Este esplendor es en donde los Santos están ahora; es en donde esperamos poder estar, junto a todos las almas santas que recordamos el 2 de noviembre y a lo largo del mes. Las decoraciones de Halloween son rápidamente desechadas, así como cuando ponemos de lado lo feo, el miedo, y la baratura del pecado en favor de la libertad Cristiana.
Halloween no es una excusa para lo retorcido, sino una oportunidad para la diversión santa, bautizada por la fe, un esparcimiento para la gloria de los santos.
Cuando los jóvenes (y no tan jóvenes) se quitan sus máscaras y sus disfraces ellos realizan particularmente un trabajo sacro: Ponen de lado la falsedad y la hacen realidad. Cada día se nuestras vidas tratamos de hacer esto, y deberíamos de estar mas animados a celebrar todos los santos: quítense las máscaras y pónganlas de lado. Así como es difícil el ver y respirar con una máscara, y es mucho más fácil hacerlo sin ella, nuestras almas viven mejor y no tienen obstáculos por la fealdad, por el miedo, por las pretensiones baratas que asumimos. Divirtámonos en el Halloween, pero más importantemente, que el Señor nos guarde del mal de cada día y nos haga merecedores de la compañía de los santos por la eternidad.
El padre Christopher Gray es párroco de la Iglesia de St. Mary of the Assumption en Park City and St Lawrence Parish in Heber.
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