4 Min. de Reflexión: Conversatorio 13: Rito de la Comunión, Parte II

Friday, Apr. 17, 2015

La Liturgia de la Misa es rica en signos de la comunión con Cristo y entre nosotros. Un signo antiguo de unidad que viene justo después del signo de la paz es “la partición del pan.”  De hecho, todo el rito Eucarístico una vez fue conocido simplemente como “la partición del pan.” Al participar en el único pan que está partido y compartido, expresamos simbólicamente la realidad de ser uno en Cristo.
En su carta a los Corintios, Pablo dice: “El pan que partimos, ¿no es acaso comunión con el cuerpo de Cristo? Debido a que la hogaza de pan es una, nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo, porque todos participamos de un solo pan “(1 Corintios 12: 16b-17). La unidad de la que habla Pablo es resaltada por el sacerdote al partir la gran Hostia Consagrada y compartirla, al menos algunos de sus  fragmentos con los presentes.
 El diácono también puede ayudar en la partición del pan. Si bien es deseable que el mayor número posible de fieles reciba fragmentos del pan partido, el uso de pequeñas Hostias consagradas al mismo tiempo, son una necesidad práctica en la mayoría de las Misas.
El signo de nuestra unidad con Cristo, expresada en la partición y repartición  el pan, continúa cuando el sacerdote agrega un pequeño trozo de la Hostia consagrada en el Vino también consagrado. Este gesto, introducido en el siglo VIII, significa la unidad del Cuerpo y la Sangre del Señor en la obra de la salvación. Una oración, que data de mediados del siglo VIII, es pronunciada en forma  inaudible por el sacerdote y requiriendo los frutos de la Comunión para todos los presentes.
Dado que la partición del pan, llegó a ser bastante larga en las antiguas celebraciones de la Misa se le acompañó por un cántico. Posteriormente, se convirtió, en lo que llamamos el Agnus Dei - Cordero de Dios.  Las palabras - “Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo” – fueron  tomadas del reconocimiento dado a Jesús por Juan el Bautista (Juan 1: 23-26). Se reconoce que Cristo es el Cordero Pascual que ha vencido a la muerte.
 El cántico fue entonado originalmente por los fieles y se repetía todo el tiempo que fuera necesario. A medida que el tiempo utilizado para la partición del pan se fue haciendo más breve, poco a poco se redujo el texto, tal como lo conocemos, y por lo general se canta sólo tres veces, a pesar de que se puede repetir, si es necesario. Desde el siglo X en adelante, siempre ha terminado con las palabras - “danos la paz”, vinculándolo con el Signo de la Paz.
 Hoy el Agnus Dei es una canción-letanía del coro, del cantante y de la congregación, y puede repetirse tantas veces como sea necesario, pero no incluye al sacerdote que se dedica a la partición del pan.
Después que el Cordero de Dios, llega a su término, las personas se arrodillan y se preparan para recibir la Comunión. El sacerdote se prepara el mismo, con una oración expresada en voz baja, mientras que aquellos que celebran con él lo hacen orando en silencio. Con estas plegarias, todos están listos  para recibir la Comunión.

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