Arzobispo electo Wester, se despide de Utah

Friday, May. 29, 2015
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By The Most Rev. John C. Wester
Bishop of Salt Lake City

Traducido por: Laura Vallejo
Una de mis citas favoritas  de T.S. Eliot ‘Little Gidding’es “No debemos de dejar de explorar  y el final de nuestra exploración será llegar al comienzo y volver a conocer el lugar por primera vez”.
Uno de los motivos por los que me gusta esta cita  es porque captura dos temas importantes en nuestra experiencia: la necesidad de explorar y la necesidad de continuidad en el camino. La cita captura el misterio de estar lejos de casa, pero nunca alejados de la misma. Una analogía que tal vez parezca la de un jugador de béisbol que batea un home run: comienza en casa y termina en casa, pero cubre una distancia entre las mismas, y cuando cruza la línea de nuevo las cosas ya no son las mismas, de hecho, a veces todo el juego a cambiado!.
Mientras me preparo para dejar la diócesis de Salt Lake City, un lugar al que he llegado a llamar hogar, agradezco a Dios por el camino en estos ocho años. También me encuentro viendo todo como si fuera la primera vez renovado con gratitud. También estoy consciente del gran crecimiento que he tenido gracias a ustedes, mis hermanos y hermanas en Cristo.
A pesar de que cuando llegué hace ocho años de San Francisco sabía muy poco del estado, ahora su belleza, desde Logan ha St. George, desde Vernal a Wendover y los muchos lugares entre estos me es muy familiar. (Con muchas gracias a la generosidad y habilidades de conductor del Diacono Lynn Johnson). Aún más importante, los conozco, conozco a la gente de esta gran diócesis, mis hermanos y hermanas en Cristo.
Al haber celebrado sus confirmaciones, aniversarios, los jubileos de nuestras hermanas religiosas, las graduaciones de las escuelas, los cumpleaños especiales o en las tranquilas Misas diarias, he llegado a conocer los generosos corazones, los amorosos espíritus y la gran fe de todos ustedes.
Me enorgullecen nuestros ministros eclesiales, diáconos permanentes y sus esposas, las hermanas religiosas y los fieles laicos quienes viven la fe Católica con gran entusiasmo y participan en la Nueva Evangelización que es tan importante en nuestros tiempos. Muchas veces he recibido su generosidad y nunca olvidaré la hospitalidad, cariño y amor que me han demostrado. Soy una mejor persona y un mejor obispo gracias a us-tedes.
De una forma especial he crecido debido a nuestros maravillosos sacerdotes. Nuestro presbiterado está compuesto por sacerdotes de una diversidad de culturas, países de origen, edades y experiencias. Y al mismo tiempo existe una unidad y una preocupación común por los otros los que hace que el presbiterado sea verdaderamente agraciado. Nuestros sacerdotes me han enseñado una vez más la importancia de escuchar y estar atento a las necesidades de los demás, de valorar las relaciones más allá de la eficiencia administrativa y de confiar en Dios siempre y por  todo.
Mis colegas en el Centro Pastoral y Cancillería, así como de CCS y del cementerio Católico Mount Calvary, también han sido una fuente de gran fuerza y ánimo. He trabajado de cerca con ellos y valoro su competencia y espíritu generoso. Para mí es sorprendente que mantienen una actitud positiva y voluntad generosa a pesar de las presiones y dificultades con las que a veces se enfrentan. Particularmente, siempre he estado agradecido a Monseñor Fitzgerald y a Monseñor Bircumshaw por su apoyo infinito y su asistencia. No me puedo imaginar mi vida y ministerio sin ellos.
El Señor está trabajando maravillosamente en esta Iglesia local y esto ha sido uno de los mas grandes regalos de mi vida el poder compartir en el trabajo del Espíritu Santo en esta porción del viñedo; educación Católica y educación religiosa; ministerio de jóvenes y jóvenes adultos; el alcance a los pobres y marginalizados y discapacitados; la hospitalidad al extranjero entre nosotros; el proceso del Plan Pastoral; la Corresponsabilidad; los avances en las comunicaciones diocesanas especialmente en el frente de medios sociales; el periódico Intermountain Catholic y los archivos diocesanos; todos los servicios de apoyo dados por las oficinas de finanzas, la Fundación Católica de Utah, Liturgia y Desarrollo, el Tribunal, Ambiente Seguro, la oficina de Vocaciones, Vida Familiar, Ministerio Hispano y muchas otras; estas son solo unas cuantas de las gracias que hacen olas dentro de las olas de mis recuerdos 
Nuestra Diócesis es bendecida con muchas culturas. Los inmigrantes nos han enriquecido y han fortalecido a la Iglesia la cual refleja el rostro de Dios en su esplendor en su diversidad. Es mi oración que esta diócesis siga integrando la belleza de nuestras tradiciones culturales al adorar a Dios como una sola familia de creyentes, unidos en Cristo.
Especialmente agradezco las ordenaciones,  tanto al sacerdocio como al diaconado permanente, que han bendecido estos últimos ocho años. Con ustedes, he agradecido a Dios por el llamado de estos hombres al servicio de ordenación y anhelo mi regreso a nuestra hermosa Catedral para las ordenaciones de los diáconos David Trujillo y Joseph Delka  al sacerdocio; así como de nuestro seminarista Jorge Martínez al diaconado en México. También me complace tener a una nueva clase de diáconos permanentes en formación; su nuevo obispo los ordenará en cerca de dos años.
Para mí, nuestra hermosa Catedral con su magnífico programa litúrgico y el Coro de la escuela Madeleine Choir  representan mi  lugar de comienzo como su obispo. 
Estoy en deuda con Monseñor Mayo y con el Padre Díaz, quienes han dado y siguen dando tanto apoyo al desa-rrollo de la Catedral de la Magdalena. Por supuesto la Catedral es un lugar para todos nosotros, en donde todos estamos en casa con Dios. La belleza de nuestra Madre Iglesia eleva nuestros corazones en alabanza y agradece a nuestro amoroso Dios. 
La Catedral nos representa a todos en unión alrededor del altar, alimentados por la Palabra y los Sacramentos.
Espero regresar una y otra vez a nuestra espléndida Catedral mi ‘lugar de comienzo’, sabiendo que cuando lo haga estaré regresando a ustedes, mis queridos hermanos y hermanas quienes siempre han sido una parte muy importante de mi camino, y a quienes deseo saludar ‘como si fuese la primera vez’.
Que Dios los bendiga y por favor manténganme en sus oraciones.
Suyo en Cristo,
El Rev. John C. Wester
Arzobispo electo de Santa Fe
 administrador de la 
Diócesis de Salt Lake City

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