SALT LAKE CITY — "Esta es una manera humilde de decirles gracias por su trabajo y por sus desvelos", dijo Maria-Cruz Gray durante un almuerzo en agradecimiento a los miembros de los coros de las parroquias de San Pedro y San Pablo, Sagrado Corazón, San Francisco Javier y de la Catedral de la Magdalena, llevado a cabo en el salón Bishop Federal en la catedral, el 11 de enero. Estos coros siempre apoyan a la Oficina de Ministerio Hispano en los distintos eventos que ésta organiza, como lo son las fiestas de la Virgen de Guadalupe y Epifanía, dijo Gray. "La música es mi vida. La llevo en la sangre", dijo Omar Arano, quien toca el contrabajo en el coro de la catedral. Arano dijo disfrutar servirle a Dios con la música junto a su esposa. "Venimos al coro y pasamos más tiempo juntos", dijo Francis Vargas, esposa de Arano. "Me gusta cantar y más si es para Dios", dijo Vargas. Ella añadió que cantarle al Señor es satisfacción suficiente y que aunque el almuerzo fue un bonito detalle, "no es necesario, pero te motiva más". Otra fuente de motivación son los comentarios de los feligreses. "Hemos sabido de personas a las que los cantos sí les llegan, que les han incitado un cambio en sus vidas", dijo Juan Salinas, quien ha pertenecido al coro de San Pedro y San Pablo por 11 años. "Me gusta mucho cantarle a Dios porque así siento que le agradezco por lo que me da", dijo Rocío Salinas, también miembro del coro de San Pedro y San Pablo y hermana de Juan. "La música ayuda a que las personas le abran su corazón a Dios", dijo Rocío.
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