El Obispo Wester describe su visita Ad Limina

Friday, May. 11, 2012
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Misa celebrada en el altar de la Tunba de la Basílica de San Pedro durante la visita Ad Limina del Obispo Wester.IC foto de archivo
By The Most Rev. John C. Wester
Bishop of Salt Lake City

Como este periódico ha reportado, recientemente realicé mi visita Ad Limina junto con mis hermanos Obispos de las provincias de San Francisco y Los Ángeles. Ahora ya que me he vuelto ha adaptar al horario y a mi rutina Cuaresmal de confirmaciones, decidí compartir algunas de mis refle-xiones de mi visita a la Ciudad Eterna.

Déjenme decirles que antes que nada estoy muy agradecido ya que el completar mi visita Ad Limina me ha dado la oportunidad de renovar mi ministerio de servicio para ustedes, mis hermanos y hermanas de la Diócesis de Salt Lake City. De hecho la razón principal de la visita a Roma fue el poder orar en las tumbas de San Pedro y San Pablo, pidiendo por las gracias y la fuerza que necesito para ser sucesor de los apóstoles, con todos los defectos que tengo.

El nombre completo de esta visita que se realiza cada cinco años es Ad Limina Apostolorum ("El Umbral de los Apóstoles") . Los Obispos de todo el mundo realizan este peregrinaje primero y antes que nada como un viaje espiritual en busca de la intersección de los grandes apóstoles Pedro y Pablo, quienes murieron en Roma. Cuando los Obispos nos reunimos en la tumba, cantamos el Credo Niceno y celebramos la Eucaristía en la cripta de la Basílica de San Pedro y la de San Pablo Extramuros.

Estas Misas son siempre de inspiración para mis hermanos Obispos y oré por todos ellos así como por las personas que sirven mientras busque la fuerza de Dios y la gracia para sus respectivos ministerios. Por supuesto, nos reunimos durante otras Misas, entre las más sobresalientes la de la Basílica de St. María la Mayor y la Catedral de St. Juan de Letrán.

Además de estas liturgias, todos los obispos tuvimos la oportunidad de visitar las varias congregaciones que forman la Curia del Papa Benedicto XVI. Cada congregación, está dedicada a una parte particular de la vida de la iglesia así como a apoyar a nuestro Santo Padre en su papel como pastor universal de la Iglesia Católica Romana. Aunque no nos dio tiempo de visitar todas las congregaciones, pudimos reunirnos con la Signatura Apostólica y con las congregaciones de la Doctrina de la Fe, los Institutos de la Vida Consagrada y de las Sociedades para la Vida Apostólica, Educación Religiosa, Clero, Adoración Divina y con la Disciplina de los Sacramentos y Obispos.

También tuvimos tiempo para reu-nirnos con los Consejos Pontificios, los cuales sirven el mismo propósito que las congregaciones. Entre ellos estuvieron la Nueva Evangelización, Cuidado Pastoral de Inmigrantes Y personas itinerantes, Laicado, Familia, Comunicación Social y Justicia y Paz. Durante esas reuniones un integrante de nuestro grupo expuso una presentación de la congregación, sumarizando nuestras preocupaciones así como varias preguntas.

El prefecto o delegado respondía, informándonos de las prioridades y actividades. El intercambio que le siguió fue muy informativo así como de gran ayuda, no solo para nosotros sino para las congregaciones, conforme estas aprendían de los que esta sucediendo en la Iglesia Católica alrededor del mundo.

Como se pueden imaginar, lo más sobresaliente de este tiempo en Roma fue nuestra audiencia con el Santo Padre. Para nosotros, esta tuvo lugar el 21 de abril, el último día de nuestra visita. El Padre Omar Ontiveros, Pastor de la iglesia de San Pedro y San Pablo en West Va-lley, se encontraba en Roma para un seminario de comunicaciones y me acompañó en la audiencia. Tuvimos la oportunidad de saludar al Santo Padre y de tomarnos fotos con él. Después los Obispos junto con el Papa nos sentamos por cerca de 45 minutos para platicar de nuestras prio-ridades y compartir con el Papa nuestras preocupaciones pastorales así como nuestras aspiraciones. El Papa fue muy hospitalario y se mostró muy interesado en lo que le decíamos. Por supuesto que nosotros tomamos esta oportunidad para desearle un feliz cumpleaños, (fue el 16 de abril) y felicitarlo por el séptimo aniversario de su elección (abril 19). En otro artículo elaboraré los detalles de esta reu-nión memorable.

Durante la semana que duró la visita, tuve la maravillosa oportunidad de pasar tiempo de calidad con mis hermanos obispos. Muy a menudo estamos involucrados en reuniones y rara vez tenemos la oportunidad de platicar entre nosotros a un nivel más profundo. Nuestra semana Ad Limina nos dio la oportunidad de cono-cernos mejor y de orar juntos tanto en lugares formales como informales.

Tuvimos la oportunidad de compartir nuestras preocupaciones y de comparar las notas de varios problemas con que la Iglesia se enfrenta hoy. Además, agradezco la experiencia y la camaradería que sentimos durante la audiencia con el Santo Padre. Había un sentido verdadero de universalidad de nuestra iglesia cuando nos reunimos, sobresaltando el hecho de que somos verdaderamente la Iglesia Católica, es decir, una Iglesia que incluye a todos.

Nosotros como Pastores fuimos recordados acerca de que además de que nuestro enfoque primario en la diócesis que cada uno tenemos a cargo, al mismo tiempo somos parte de la Iglesia universal junto al Papa Benedicto como líder de nuestra unión colegial.

Me sentí tan bendecido de que en cada eucaristía a lo largo de nuestra diócesis la Iglesia esta orando por el Papa y por mí, pidiéndole a Dios que nos conceda las gracias que necesitamos para conducir al Cuerpo de Cristo en nuestro camino juntos hacia la gracia del Reino de Dios.

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