Emprendiendo tres prácticas durante la Cuaresma

Friday, Mar. 14, 2014
By The Most Rev. John C. Wester
Bishop of Salt Lake City

En una refle-xión que recientemente hice, hablé sobre "sacrificar cosas" durante la Cuaresma. Hoy, me gustaría hablar sobre tres prácticas que están arraigadas en las Escrituras y que son fuertemente promovidas por la Iglesia Católica. Aunque algunas no nos provocan a hacerlas, todas están fijadas de una manera positiva que nos lleva al crecimiento de la vida espiritual. Estas prácticas nos ayudan a vivir en mayor armonía con nuestro propio ser, con los unos y otros y con Jesucristo. Ellas son: el ayuno, la limosna y la oración.

La primera práctica, la del ayuno, ciertamente indica específicamente "hacer algún sacrificio, el de comer menos. El propósito de esta observación cuaresmal es la de recordarnos que yo estoy vacío sin Cristo. Me hace que sienta hambre por Cristo. En los Estados Unidos, donde tanto tengo, me propongo a no tener nada para que recordar que mi ser, es una persona que necesita de Cristo para estar lleno. Como dice San Ignacio, somos creados para ser uno con Dios por siempre en el cielo, y nada, absolutamente nada, pude tomar el lugar de Dios. Mi hambre me recuerda esto.

La segunda práctica es la limosna(o ofrenda). En esta observación, estoy llamado a ayudar al pobre en la comunidad. Es importante notar que en realidad esto no se refiere a las donaciones. Por el contrario, es darse a uno mismo. Ya que mi ayuno me llega a una profunda realización de mi pobreza, tiene sentido que quiera llegar a aquellos que como yo son pobres, aunque a ellos se les note más. Por supuesto, al hacer esto, también veo el rostro de Cristo en ellos, lo cual nos llega a la tercera práctica, la oración.

Mi propia pobreza, la cual se ha hecho más real al ayunar, me conlleva a pedirle ayuda a Dios. Mi pobreza más fundamental es la muerte. No importa cuánto acumule, no importa cuán importante creo que soy, al morir, no tengo absolutamente nada. Algunos preguntaron cuánto dinero dejo Rockefeller y la respuesta fue ¡Todo!. Solo Dios puede satisfacer mis más profundas necesidades, mi gran pobreza. Solo Dios puede darme vida eterna. Por eso, llamo a Dios en mi oración durante la Cuaresma y Dios contesta esa oración en la Pascua.

Aunque el sacrificar cosas puede ser apropiado, sería bueno que en esta Cuaresma tomemos en serio estas tres nobles prácticas de ayuno, limosna y oración.

Todos estaremos mejor: y ¡Dios lo tomará en cuenta!

 

For questions, comments or to report inaccuracies on the website, please CLICK HERE.
© Copyright 2024 The Diocese of Salt Lake City. All rights reserved.