Es tiempo de solidarizarse con las Filipinas tras devestación de tifón

SALT LAKE CITY — El 7 de noviembre el tifón Haiyan, el equivalente a un huracán categoría 5 con vientos de 195 millas por hora, azoto la isla de Samar en las Filipinas y dos días después afecto a Vietnam. Hasta el momento los reportes indican que la tormenta mato a 10,000 personas y afecto a aproximadamente 9.5 millones.

En Utah, la comunidad Filipina local se encuentra preocupada por sus familiares y amigos. El reverendísimo John C. Wester, obispo de Salt Lake City, ha llamado a la diócesis a orar y ayudar a los afectados.

Raúl Yumul dijo que lo que las personas están pasando ne las Filipinas es simplemente inimaginable.

"Me afecta mucho, sabiendo toda la pobreza que existe allá en mi tierra natal. Es lago simplemente que no se puede uno imaginar", dijo Yumul refiriéndose a que la mayoría de las personas en las Filipinas viven día a día y con las devastación que el tifón dejo a su paso esos recursos tan limitados simplemente desaparecieron.

"Piensen en personas que vienen de familias muy pobres, tratando de que día a día tengan algo que comer, y ahora no tienen nada ¿qué va a pasar en los días venideros?", dijo Yumul, quien trabaja en Catholic Community Services. "No es como si sus refrigeradores hubieran estado llenos de comida con la que pudieran contar para la semana. Cuando este tipo de calamidades suceden uno solo puede pensar en lo mucho que estas personas dependerán en la ayuda y el apoyo que ójala llegará a ellos".

Recordando cuando era un niño pequeño, la solidaridad con la que las personas en las Filipinas enfrentaban los destrozos que los tifones dejaban a su paso, Yumul dijo que no puede visualizar la devastación que Haiyan dejó.

"No puedo imaginarme lo que dejo… las noticias que he escuchado de personas del área – simplemente no se puede comparar con nada que haya pasado anteriormente", dijo Yumul.

"Recuerdo como todos salíamos a las calles después de un tifón para limpiar todos los destrozos y el lodo. Nos acostumbramos a vivir así… pero este tifón fue muy fuerte y la devastación que dejo a su paso es algo que uno no se puede ni imaginar".

Hasta el momento miles de personas están desaparecidas en las ruinas de los pueblos y villas en la isla ubicada en el sureste del continente Asiático.

"El pensar en el número de personas que han perdido sus vidas es muy poco en comparación con los millones que han sido afectados", dijo Jun Enríquez, miembro de la comunidad católica de Filipinos en Utah.

Enriquez dijo que la comunidad filipina se está reuniendo como una sola en Utah tratando de ver cómo ayudar a sus familiares y amigos en las Filipinas.

"Algunos de nuestros amigos tienen familiares allá y todavía no han podido contactarlos; lo que saben es lo que han visto y escuchado en las noticias", dijo Enríquez.

El Padre Joseph Frez, párroco de la iglesia de Santa Teresita del Niño Jesús en Midvale, también es originario de las Filipinas. El Padre Frez le pide a la comunidad que recuerde que cada persona forma parte del Cuerpo de Cristo.

"Si nuestra iglesia pide ayuda debemos de ayudar. Estamos en solidaridad con las personas… no importa la afiliación religiosa, la Iglesia Católica está abierta para todos", dijo el Padre Frez.

"En las Filipinas cuando hay una tragedia, las personas van a las iglesias en busca de refugios, pero ahora las parro-quias también han sido devastadas… desde aquí estamos solidarizados con las personas; están en nuestras oraciones; las personas siempre debemos de mostrar la fe".

Catholic Relief Services (CRS) es la agencia humanitaria oficial internacional de la Conferencia de obispos Católicos de los Estados Unidos, en cooperación con otras agencias, está tratando de dar asilo a 100,000 familias así como brindarles materiales esenciales para vivir a los afectados por el tifón.