Hombre en espera de transplante de riñón

Friday, May. 09, 2008
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Pascual Reynoso muestra las fístulas en su brazo. Estas son producto de una cirugía y sirven de acceso para la diálisis a la que Reynoso se somete tres días a la semana para eliminar desechos y líquidos de la sangre que los riñones normalmente eliminarían.  foto del IC por Priscilla Cabral

SALT LAKE CITY— Aunque Pascual Reynoso ya no juega fútbol, es todavía muy fanático de este deporte. Cuando llegué a su casa, el partido de Atlas, el equipo de Reynoso, contra Lanús estaba en la televisión. Reynoso estaba atento a todas mis preguntas, pero no podía evitar ver el marcador. "Este es un partido de la Copa Libertadores. Los de blanco son del Atlas. Estamos ganando 1-0", dijo. Después continuó, "Siempre he llevado una vida saludable. Nunca he probado las drogas, el cigarro o el alcohol; y jugaba fúbol en los fines de semana", dijo Reynoso.

Fue precisamente en uno de sus partidos de fútbol, que Reynoso notó cambios en su salud. "Las encías y la cabeza me dolían, los pies se me hinchaban", dijo.

Y en mayo de 1999, tuvo un dolor de cabeza que no pudo soportar y le pidió a su esposa que lo llevara a una clínica cercana. "Dijo que su dolor era tan fuerte, que se cortaría la cabeza si pudiera. Entonces lo llevé a la clínica, y cuando llegamos, estaba ciego. Luego tuvo un ataque [apopléjico]?el doctor dijo que tal vez tenía un tumor cerebral y que necesitaba ser llevado al hospital", dijo su esposa.

Reynoso dijo que tenía una presión sanguínea que sobrepasaba los 500 y que estuvo ciego por aproximadamente tres días. Pero no se le encontró tumor alguno. "Los doctores me dijeron que mis riñones estaban funcionando al diez porciento de su capacidad. Necesitaba de un transplante", añadió.

Una de las comadres de Reynoso le prometió a la virgen de su pueblo, Cotija, Michoacán, México, que si Reynoso recibía un transplante, él visitaría su parroquia en Cotija. Alrededor de dos años después del diagnóstico y un año después de la promesa, Reynoso tuvo su riñón. "Le agradesco mucho a la persona que murió, y a su familia, por darme la oportunidad de tener un riñón que funcionara", dijo.

Desafortunadamente, su cuerpo rechazó el transplante de riñón, y después de tres años sin dolor, Reynoso regresó al hospital. "Comenzé a sentir que el riñón se estaba pudriendo dentro de mi, que me estaba envenenando. Le pedí a los doctores que me lo quitaran, pero no lo hicieron hasta que perdí mucho peso por tanto vómito y diarrea", dijo. "Me sentía como un hombre débil y viejo, y tuve que dejar de trabajar por más de un año".

Esta situación forzó a Reynoso a que vendiera la casa de sus sueños que estaba contruyendo en Guanajuato, México. "Me hizo cambiar todos mis planes. Ahora estuviera viviendo en mi casa", dijo con tristeza. "Ya ni puedo viajar a México para visitar a mi familia porque tengo que hacerme la diálisis".

Reynoso tiene en su brazo varias fístulas que parecen hinchazones y son la via de acceso para la diálisis. Reynoso pasa por este proceso de eliminación de tóxicos en la sangre tres veces a la semana y toma 22 pastillas al día. Aún así, encuentra tiempo y energía para servir en la Iglesia. Reynoso es lector en la parroquia de Guadalupe y ayuda en la cocina seis veces al año. "Hacemos chile verde, tamales, menudo, tacos, y otros platillos. El dinero recaudado es para la parroquia", dijo.

Reynoso trabaja en construcción y dice hacer el mismo tipo de trabajo que hacía antes de que sus riñones le fallaran; pero también dice que se cansa más rápido y que tiene la esperanza de llevar una vida sin necesidad de purificar su sangre. "Cuando consiga otro transplante, será como volver a la vida. Podré hacer planes de viajar, cosa que no puedo hacer ahora porque no puedo alejarme de la máquina de diálisis", dijo.

Reynoso ha esperado un segundo transplante por los últimos tres años. Rocío Mejía, coordinadora del Intermountain Donor Services, dice que la larga espera de Reynoso se debe a la falta de donadores. Sin embargo, Reynoso se mantiene optimista y ve su situación como una experiencia que le ha enseñado acerca de la necesidad de ayudar y de ser ayudado. "Si podemos salvar otras vidas, entonces debemos hacerlo porque algún día nosotros o algún familiar podría necesitar ayuda", dijo.

La Iglesia Católica motiva a las personas a que donen órganos. El Papa Benedicto XVI ha dicho que la donación de órganos es "? un gesto de amor moralmente lícito mientras sea un acto libre y espontáneo".

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