La Cuaresma 2015

Friday, Feb. 13, 2015
La Cuaresma 2015 + Enlarge
By The Most Rev. John C. Wester
Bishop of Salt Lake City

Espero que fallen en su resolución de Cuaresma.
Así como esto suena escandaloso, soy muy sincero en mi deseo. Si tuviese éxito durante las seis semanas- sin dudar ni  siquiera por un minuto – se sentirá orgu-lloso de sí mismo y eso es precisamente el efecto opuesto que tiene la Cua-resma.
La Cuaresma es para recordarnos del sacrificio de salvación de Cristo. Si nosotros por pura fuerza de voluntad nos abstenemos de nuestra indulgencia favorita durante las seis semanas de la Cuaresma, estaremos tentados a  declarar éxito por nosotros mismos, en lugar de reconocer nuestra total dependencia en Cristo. No podemos salvarnos solos: sólo Cristo lo puede hacer.
Así es que espero que fallen durante la Cuaresma, la cual este año comienza el Miércoles de Ceniza que es el 18 de febrero; el Domingo de Pascua es el 5 de abril. Durante esos 40 días (técnicamente 46, pero no contamos los domingos pues son días festivos, celebrando la Resurrección) la Iglesia nos llama a la oración, al ayuno y a la limosna.
No estamos haciendo la penitencia para salvar nuestras almas. Dios no nos está pidiendo que suframos para que podamos recibir su perdón o para merecer la salvación. De hecho, podemos no hacer nada para merecerlo. Los sacrificios los ofrecemos para nosotros mismos no para Dios. Él ya nos ha perdonado a todos y cada uno de nosotros. Jesús murió por nosotros, por nuestra salvacion. No hicimos ni podemos hacer nada para merecer esto. Nuestras disciplinas de Cuaresma de oración, ayuno y limosna son para prepararnos para recibir a Cristo Resucitado en la Pascua, cuando renovamos nuestra promesa bautismal o, en el caso de los catecúmenos, recibimos el Sacramento del Bautismo.
Típicamente hablamos de ‘sacrificar’ algo en Cuaresma – fumar, licor, dulces  – pero debemos cambiar nuestra atención de lo que sacrificamos a el propósito del mismo. 
Debemos preguntarnos cómo es que el sacrificio que estamos realizando sirve como catálisis que nos guiará a vaciarnos para que Cristo pueda entrar en nosotros. 
Es mi sacrificio simbólico de manera que mi hambre física me recuerda de mi hambre espiritual por Cristo.
Junto con la oración y el ayuno, la limosna es un pilar de la práctica de Cuaresma. Damos a los pobres no por caridad, sino porque reconocemos que nosotros somos pobres – todos somos indigentes ante los ojos de Dios.
Es así que cuando damos al pobre, nos estamos dando a nosotros mismos. Como el Papa Francisco dijo el año pa-sado durante su mensaje de Cuaresma, “La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. 
No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial”.
La Cuaresma es bella ya que refleja la luz de Cristo en la Pascua. A través de los lentes de la Resurrección mis sacrificios durante la Cuaresma enfocan mi atención en la salvación ofrecida por Cristo Resucitado, quien por amor dio su vida por nosotros.
Si no se entiende la Pascua, la Cua-resma nunca tendrá sentido. Si sólo se enfocan en el sacrificio, en el ayuno, en la limosna, en la oración, entonces la Cuaresma será un menor camino hacia el Señor y más como un caminar errante por el desierto.
Sin embargo si uno se enfoca en preparar un lugar en su corazón para Cristo resucitado, entonces los cuarenta  días serán un tiempo de alegría.
Para mí la Cuaresma es una expe-riencia muy espiritual en la que he elegido un sacrificio positivo, tal como la oración de una de las Estaciones de la Cruz cada día. 
Un año también trate de ratificar a una persona cada día, bien fuera enviando una nota de agradecimiento o deseándole a un total desconocido un sincero ‘Buen día’. Este tipo de reconocimiento me recuerda que Cristo está trabajando en mí y a través de mí para hacer  su reino.
Permítanme sugerirles que para el sacrificio de la Cuaresma elijan algo que llevará su enfoque a la promesa de la Pascua: Lean la Biblia por 15 minutos cada día, particularmente los Salmos penitenciarios (Salmo 6, 32, 38, 51,102, 130 y 143: 1-11) y las Canciones del Siervo Sufriente del Profeta Isaías (Capítulos 42-53); ayude a un vecino de la tercera edad o done el dinero de su ayuno al pobre. Oro para que cada día de su sacrificio este los guie a estar más cercanos a nuestro amoroso Dios, y por supuesto les deseo una pizca de fracaso, para que así se dejen de enfocar en el pecado y se vayan hacia Dios buscando más desesperadamente su ayuda y su misericordia.

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