La 'U' aparece por Unidos

Intermountain Catholic

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Para cuando usted lea esta columna, millones de votos habrán sido contados y la elección del 2012 habrá finalizado. Como siempre, tendremos perdedores decepcionados y ganadores regocijantes. Sin embargo, a largo plazo, no habrá ningunos ganadores si no nos unimos como país y nos comprometemos en un diálogo honesto, de buenas intenciones enfocado a promover el bien común.

Este es tanto un tema religioso como un tema secular. Jesús oro "…, para que sean, como nosotros, una sola cosa."(Juan 17:11) La unidad es un regalo del Espíritu Santo que refleja la harmonía y paz existente en todas las creaciones de Dios, especialmemnte en sus más preciosas criaturas, sus hijos y sus hijas.

Tristemente, parece que en nuestro país hemos perdido la capacidad de trabajar juntos.

En estos últimos meses, la arena política estuvo llena de insultos, ataques viciosos y vitrólicos. Pero no sólo se limita a una campaña política. En varios niveles del gobierno a lo largo del país han sido cautivos de un partidismo que no sólo lleva a amenazas y desacuerdos con desdeño para los de otro punto de vista. Ahora que la elección ha terminado, me parece que debemos trabajar duro para que nuestros oficiales elegidos sepan que esperamos que actuen civilmente, respetuosamente y cortesmente los unos con los otros en busca del bien común.

Para los principiantes, tanto nuestros líderes políticos como el resto de nosotros necesitamos escuchar con los oídos abiertos para entender los puntos de vista de otros. El escuchar debe de ser seguido por el trabajar juntos, como un equipo, para promover el bien común lo mejor que podamos, reconociendo que no debemos estar totalmente de acuerdo en cada punto.

Por supuesto que debemos permanecer fieles a nuestros principios, a nuestras firmes creencias y convicciones. Pero promovemos mejor estos principios y convicciones cuando estamos dispuestos a dialogar abiertamente y respetuosamnete, permitiendo que la verdad de nuestros principios hable por sí misma y eventualmente gane a nuestra ‘oposición". La verdad sólo puede liberarnos y es esa libertad la que nos permite entrar en un diálogo honesto y a un debate respetuo-so.

El diálogo cívico comienza con una conciencia bien formada. Antes de inciciar un debate, debemos estudiar con oración, respetuosamente y humildemente y entonces aplicar nuestros principios Católicos a los dilemas políticos de nuestra era. Somos responsables de nuestros hermanos y hermanas que viven en la pobreza y debemos hablar cuando nuestro gobierno sigue pólizas que además de injustas, amenazan vidas.

El saber cuando no quedarse callados y saber lo que se va a decir requiere un firme entendimiento de la moral católica y un dicernimiento de oración para el mejor acercamiento al problema basado en nuestros principios. Al final de este proceso, los individuos pueden llegar a diferentes conclusiones. Como personas que reconocen la dignidad de todos, reconocemos la dignidad de los puntos de vista de las personas que difieren de los nuestros.

Nuestro pais fue construido por hombres y mujeres valientes quienes se unie-ron, consientes de sus diferencias, para formar una unión más perfecta. La unidad es un regalo de Dios que debemos valorar. Contamos con una extensa historia de vivir este regalos en nuestro país cuyo nombre mismo indica una de nuestras más valiosas creencias. Sería una pena que perdiéramos ese pilar tan importante de nuestro ‘experimento americano’. Espero que cuando el polvo de las elecciones del martes se asiente, renovaremos el espíritu de vivir a la expectativa del nombre de nuestro país. La ‘U’ está por "Unidos" y nunca seremos una nación más grande que cuando verdaderamentes seamos Los Estados Unidos.