Recientemente me preocupé mucho al leer un artículo sobre la exposición de reliquias patrocinadas por los ‘Companios of the Cross’ en el Intermountain Catholic, esta exhibición se realizará en la Catedral de la Magdalena el sábado 19 de junio.
La colección y veneración de las reliquias es una parte venerable y antigua de la devoción Católica, a la que se le debe respeto, pero esto se debe de realizar con una considerable precaución.
Lo que sigue son mis preocupaciones.
Entre más reciente sea una reliquia, lo más probable que sea genuina. Además, las reliquias de Santa Teresa de Lisieux y de Santa Faustina Kowalska pueden clamar su autenticidad pues su origen es relativamente reciente. Sin embargo, las reliquias que tienen su origen antes de la era Constantina (del siglo I al IV) tienen menos probabilidad de ser auténticas, pricipalmente porque los Cristianos de los primeros 300 años no se preocupaban por los objetos asociados con el pasado.
Su preocupación principal en esos siglos era el inminente regreso de Cristo en gloria. Cuando esto no se materializó y la Iglesia se convirtió en la religión del Imperio Romano, los Cristianos comenzaron a ver la vida, muerte y resurrección de Cristo. Esto llevó a la gran búsqueda de objetos de naturaleza varia asociados con Jesús, María y con los Apóstoles.
Un clásico ejemplo es el descubrimiento de Santa Helena de lo que se cree fue la cruz en que Jesús fue crucificado.
Aunque hoy en día uno puedo encontrar reliquias de la Cruz traídas de Roma por Helena, la madre de Constantino, incluyendo una en la Catedral de la Magdalena. (Siempre trato de clarificar que cuando fuí rector de la Catedral, que la reliquia expuesta en esta puede no ser una pieza de la cruz en donde Jesus murió, sino más bien una pieza de la cruz traída a Roma por Santa Helena en el siglo IV. Por su carácter venerable, vale la pena su ve-neracion. Yo nunca ví que esta explicación produjera disturbios entre los peregrinos de la Catedral.)
Un acercamiento similar se puede tener ante la reliquia de Santa Maria Magdalena, también en la Catedral. Esta reliquia es algo tomado de la tumba de María en el sureste de Francia. Puede no tener veracidad historica, pero nos brinda la figura de la vida de Magdalena, y debido a su carácter antiguo y a las oraciones que miles de peregrinos le han ofrecido, es valiosa de veneración.
Más aún, me preocupa la teología y catequesis que rodean las reliquias tanto antiguas como modernas, ¿Se puede realmente pensar (como frecuentemente se hace) que la presencia de Cristo, su gracia e ímpetu de conversion están más dramaticamente presentes en las reliquias que el la presencia Real de la Eucaristía, que en los sacramentos y que en la Escritura? Seguramente no. Estos son los modos principales de la divina y santa presencia, conversión, sanación y sentido de cercanía y presencia de Dios y de Su Hijo, Jesucristo.
Finalmente, está el aspecto ecuménico.
La colección y promoción de reliquias, frecuen-temente se asocia con la colecta de dinero, lo que fue in factor mayor de la Reforma Protestante. Hoy, aún sin el aspecto monetario, la excesiva promoción de las reliquias son una fuente de escándalo entre los protestantes. Los Católicos permanecen abiertos a ridículo y a la recarga del pensamiento mágico.
Mi punto es, “precaución respetuosa.”
Monseñor M. Francis Mannion es párroco emérito de la parroquia de St. Vincent de Paul y antiguo rector de la Catedral de la Magdalena.
Traducción: Laura Vallejo
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