Los Católicos de Heber honran a diácono asesinado

Friday, Jul. 14, 2006
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Diácono Aniceto Armendáriz

HEBER — Las heridas emocionales dejadas por la muerte del Diácono Aniceto Armendáriz en septiembre de 2005 están aún frescas en las mentes y en los corazones de la comunidad Católica de Heber.

Una fotografía del Diácono Armendáriz, quien fue asesinado con un disparo mientras manejaba de la Iglesia de Sta. María de la Asunción en Park City a su casa en Heber, en septiembre de 2005, es el centro de un monumento dedicado al diácono asesinado. El monumento fue dedicado y bendecido el 18 de junio por Monseñor Robert J. Bussen, párroco de la Parroquia de Sta. María de la Asunción, de la cual San Lorenzo es una misión. Alma Armendáriz, esposa del diácono, quien fue herida cuando el vehículo se volcó después del ataque, asistió junto con los hijos de la pareja a la Misa de dedicación.

La fotografía del Diácono Armendáriz lo muestra vestido con el alba y la estola de un diácono ordenado, sonriendo y parado ante el altar de la Iglesia de Sta. María de la Asunción. La foto está enmarcada en un marco hecho a mano por Dan Lowell, artista de Heber y amigo cercano del Diácono Armendáriz. En la parte superior del marco se puede reconocer fácilmente el Monte Timpanogos.

«Yo quise usar montañas en este monumento porque Aniceto acababa de terminar de construir su casa cuando murió», dijo Lowell. «Él estaba contentísimo de que cada mañana cuando se levantaba podía mirar por la ventana de su recámara y ver las montañas.»

Lowell también talló en el marco hojas de chaparros y chiles jalapeños, junto con ráfagas de corrientes de agua de los cañones.

«Un día después de que Aniceto fuera asesinado, empecé a hacer los bosquejos para este monumento», dijo Lowell. «Él fue una persona maravillosa y un buen amigo.»

La gente de la Misión de San Lorenzo escogió honrar la memoria del Diácono Armendáriz el Día del Padre. Fue padre de cuatro niños, tres hijos y una hija.

El Diácono Armendáriz trabajó sin descanso por los trabajadores inmigrantes en Park City, Heber, y las áreas aledañas. Les ayudaba a llenar formas de inmigración y los preparaba para los exámenes para obtener licencias de manejar. También jugó un papel muy importante viendo que la gente de cada comunidad tuviera suficiente comida y buen cuidado para sus hijos mientras que ellos estaban trabajando.

Alma Armendáriz continúa la obra de caridad de su esposo a través de la oficina de los Ministerios de la Sta. Cruz en Heber.

En su homilía en la Misa de dedicación, Monseñor Bussen habló primero en español a la familia de Armendáriz diciendo, «El Diácono Aniceto murió por el bien que hacía por los demás. Él siempre permanecerá como un hermano para todos nosotros.»

En inglés, Monseñor Bussen relacionó en forma muy cercana la Misa de dedicación con la fiesta de la iglesia de Corpus Christi, el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

«La iglesia de los comienzos no hubiera pensado del Cuerpo y la Sangre de Cristo en el pan y el vino», él dijo. «Ellos solo habrían pensado en él dentro de ellos mismos. Ellos sabían que nosotros, cuando nos reunímos, somos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, no solo somos nosotros mismos.»

Recordando al Diácono Armendáriz como un hombre semejante al finado Arzobispo Oscar Romero de El Salvador, quien fue asesinado mientras celebraba la Misa en 1980, Monseñor Bussen dijo que los dos hombres tenían en común su lucha por el pobre.

«El Arzobispo Romero fue odiado por el rico y el poderoso. Solo unos días antes de su muerte él dijo: "Anden, mátenme. Me levantaré de nuevo." Hoy, 25 años después, su memoria es más fuerte. Él verdaderamente se levantó de nuevo en la vida de los Salvadoreños.«

«De esta misma forma Aniceto continúa con nosotros», él dijo. «No se le ha olvidado. Nos reunimos hoy en su presencia, recordándolo como un ejemplo de fe.»

Después de la Misa de dedicación hubo una bendición especial para todos los padres presentes.

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