Mensaje de gracias del Obispo John C. Wester

Friday, Nov. 26, 2010
Mensaje de gracias del Obispo John C. Wester + Enlarge
El Reverendísimo Sr. Obispo John C. Wester
By The Most Rev. John C. Wester
Bishop of Salt Lake City

Una vez más nuestra nación hace una pausa para celebrar el Día de Acción de Gracias. Nuestras mesas estarán llenas de comida y nuestras casas resonaran con las risas y conversaciones mientras que nos reunimos para celebrar este día especial. Con esto en mente, permítanme compartir unas reflexiones personales con la esperanza de que todos disfrutaremos este año más que sólo el sabor del pavo y recuerden tomar todas las bendiciones que Dios nos dio.

Mientras que dedicamos un día del año como el Día de Acción de Gracias, me recuerdo que como Católicos somos llamados a dar gracias en todo momento de nuestras vidas. Recuerdo haber escuchado a un anciano que sufrió una embolia. Cuando se le preguntaba que como estaba, el contestaba "Estoy agradecido". Esta era su única respuesta. Claramente la embolia le había enseñado la belleza de cada momento. El sabía muy dentro de su corazón que Dios nunca deja de darnos sus regalos y que nunca deberíamos de dejar de dar gracias. El Día de Acción de Gracias es una actitud que impregna nuestras vidas y le da sentido a lo que hacemos. Así es que estoy rezando para que este Día de Acción de Gracias nos perdamos en la letanía de dar gracias a Dios todos los días.

na vez más nuestra nación hace una pausa para celebrar el Día de Acción de Gracias. Nuestras mesas estarán llenas de comida y nuestras casas resonaran con las risas y conversaciones mientras que nos reunimos para celebrar este día especial. Con esto en mente, permítanme compartir unas reflexiones personales con la esperanza de que todos disfrutaremos este año más que sólo el sabor del pavo y recuerden tomar todas las bendiciones que Dios nos dio.

Mientras que dedicamos un día del año como el Día de Acción de Gracias, me recuerdo que como Católicos somos llamados a dar gracias en todo momento de nuestras vidas. Recuerdo haber escuchado a un anciano que sufrió una embolia. Cuando se le preguntaba que como estaba, el contestaba "Estoy agradecido". Esta era su única respuesta. Claramente la embolia le había enseñado la belleza de cada momento. El sabía muy dentro de su corazón que Dios nunca deja de darnos sus regalos y que nunca deberíamos de dejar de dar gracias. El Día de Acción de Gracias es una actitud que impregna nuestras vidas y le da sentido a lo que hacemos. Así es que estoy rezando para que este Día de Acción de Gracias nos perdamos en la letanía de dar gracias a Dios todos los días.

A lo mejor parece algo muy difícil el poder encontrar algo por lo que estar agradecidos todos los días, aunque es verdaderamente maravilloso el darse cuenta de la diversidad de regalos que Dios nos da. Justo cuando pensamos que lo hemos visto todo, Dios nos sorprende con un nuevo camino en la vida, un nuevo amigo, un nuevo talento que se descubre, o un nuevo regalo. Estamos muy bendecidos en nuestro país con tantas culturas, tradiciones, costumbres, expresiones artísticas y puntos de vista. En nuestras vidas no existe un momento por el cual no podamos estar agradecidos con Dios. Recuerdo haber leído acerca de un trabajador de la oficina postal quien tuvo la misma por más de veinte años. Mientras que yo me aburro tomando el mismo camino todos los días, él estaba determinado a ver algo nuevo y diferente cada día. El tenía un ojo para la belleza de la creación de Dios y se daba cuenta que él veía las cosas, no sólo por su belleza, sino también eran bellas porque él las veía.

Me puedo imaginar a alguien diciendo, "bueno eso esta súper bien, pero que hay de aquellos cuyas vidas tienen penas todos los días, o de aquellos que cargan la cruz de la enfermedad o de la pobreza?" Estoy de acuerdo que esas situaciones son verdaderamente difíciles para agradecer, pero aún en ellas Dios ésta con nosotros, llamándonos a la vida nueva y dándonos razones por las que estar agradecidos. Recuerdo haber visitado a una mujer en un hospital la cual tenía todas las enfermedades imaginables. Conforme estas enfermedades la fueron atacando, ella estaba muy enojada con Dios y se dio cuenta que se estaba amargando. Paradójicamente, mientras más enferma, más se daba cuenta de que estaba buscando la felicidad en los lugares equivocados. Su verdadera felicidad estaba en encontrar a Dios y en darse cuenta de que él nunca la abandonó, sino que la estaba sosteniendo cada vez más cerca durante su enfermedad. Ella se dio cuenta que el estar aquí no es para siempre, y que su meta final en la vida era el ser una misma con Dios para siempre. Su enfermedad la obligó a ver más allá de la superficialidad de su vida y darse cuenta de que Dios y su amor nunca flaquean, nunca titubean y siempre están ahí.

Mientras celebramos el Día de Acción de Gracias este año en nuestra nación, mi oración es que todos en la Diócesis de Salt Lake City ofrezcamos una oración continua de agradecimiento para nuestro amoroso y misericordioso Dios. Espero que nunca nos cansemos de encontrar nuevas razones, nuevos regalos que nos hagan estar agradecidos siempre con Dios. Rezo especialmente para que aquellos quienes cargan pesadas cruces durante estas festividades vean más allá de la sombra de la cruz y descubran un nuevo y amoroso Dios que los apoya y nos une a través de los sufrimientos de su Hijo. Es este mismo Jesucristo el que convierte nuestras mañanas en alegrías, nuestras penas en gozos y quien nos da otra razón para estar agradecidos.

Espero que todos tengan viajes seguros en su ir y venir en estas fechas y que el Señor Jesucristo, quien nunca deja de agradecer a su amoroso Padre, alze sus brazos llenos de bendiciones para nosotros en este Día de Acción de Gracias.

El Reverendísimo John C. Wester

Obispo de Salt Lake City

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