Mensaje del Rev. Obispo John C. Wester

Friday, May. 14, 2010
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By The Most Rev. John C. Wester
Bishop of Salt Lake City

En mis viajes por la diócesis durante este tiempo de Pascua para celebrar el Sacramento de la Confirmación, quedo enormemente sorprendido por la gente maravillosa que trabaja tan difícilmente para preparar a nuestra gente joven y adulta para recibir el Espíritu Santo. Agradezco todo lo que hacen y por supuesto, son reconocidos al final de cada Misa: los Párrocos, los Vicarios, Directores de Educación Religiosa y los Administradores de la Parroquia. Sin su ayuda incomparable, nuestros programas de la Confirmación no serían tan acertados como lo son. Estoy satisfecho de tener esta oportunidad para agradecerles a todos ellos de nuevo y lo hago con alegría.

Sin embargo, quisiera ofrecer una palabra de gracias en esta columna a todos los que no siempre son reconocidos por su parte en los programas de la preparación de la Confirmación para nuestros jóvenes: los padres, los padrinos, los feligreses y los maestros.

Los padres de los candidatos son los primeros maestros de sus hijos en los caminos de fe, como el rito Bautismal nos recuerda. Cooperando con Dios, dan vida a sus hijos y después confirman esa vida con su formación y su educación religiosa. Con el amor de cada uno, comunican mejor que cualquier persona que Dios es amor. Dirigen los corazones y las mentes de sus hijos al Señor mientras que abren sus ojos a la gran belleza de la presencia de Dios alrededor de todos nosotros. Los educadores religiosos, el clero, las mujeres y los hombres religiosos y los líderes, todos tienen su papel en este proceso importante pero nadie puede tomar el lugar de los padres en su papel como maestros de la fe.

Los padrinos también son parte integral en la formación religiosa de los candidatos jóvenes. Se colocan detrás de los candidatos, con las manos en sus hombros, representando a la comunidad creyente y atestiguando para que la disposición de la persona joven reciba el sacramento. Qué honor es que le pidan a uno ser padrino. Los jóvenes no siempre son los más expresivos, pero el hecho de que hayan elegido un pariente o a un amigo para que sea su padrino o madrina, nos dice acerca sobre el respecto y la admiración que los candidatos tienen por esa persona. Los padrinos brindan una clara diferencia en las vidas de estos jóvenes y han fijado un ejemplo que los candidatos se esfuerzan en seguir. Siempre animo a los padrinos y los nuevos confirmantes para que tomen un momento para decir el uno al otro porqué él o ella es tan importante para ellos. Esta clase de afirmación, como lo dice "Mastercard", es "¡invaluable!"

Los maestros de clase o de la casa también merecen nuestro agradecimiento. Es un gran llamado a compartir la fe con otra persona humana y no siempre fácil con los jóvenes. Ellos pueden hacer algunas preguntas interesantes y comprobar la contradicción, inconsistencia e hipocresía en nuestro mundo. Ellos pueden ser muy honestos, lo cual es acreditable. Ellos quieren respuestas directas y nuestros maestros están preparados para el reto. Es completamente un regalo a la Iglesia que ellos tomen tiempo de sus vidas ocupadas para ser una parte significativa en el proceso de formación de fe de nuestros candidatos.

Posiblemente el grupo menos reconocido de todos, es la parroquia. Los feligreses de nuestros candidatos por la celebración fiel de los sacramentos a través de los años, dan un invaluable testimonio de fe y han tenido un impacto profundo en la vida de nuestros jóvenes. No hay una forma de calcular la importancia de aquellos que viven su fe día tras día, en la vida de ellos. Las palabras significan poco para los jóvenes: las acciones son la que cuentan. Sin siquiera saberlo, los feligreses a través de la diócesis, han contribuido enormemente a la formación de nuestros jóvenes.

Por lo que les digo a todos ustedes, "Gracias!" Su presencia en las vidas de nuestros candidatos es muy importante para su formación, y yo estoy profundamente agradecido por todo lo que ustedes hacen. Es un honor para mí como Obispo ser parte del proceso, y agradezco a Dios por la oportunidad para iniciar completamente dentro de la Iglesia estos jóvenes, a través de la unción del Espíritu Santo. Pero sin su gesto de contribución, yo no podría confirmar a ninguno. Muchas gracias a todos ustedes y por favor sepan que su rol en el proceso de la Confirmación es verdaderamente apreciado.

Permítanme concluir con una de mis notas favoritas. En casi toda Confirmación que yo celebro, el Diácono Lyn Johnson juega un papel muy importante como Maestro de Ceremonias durante la Misa y conduciéndome de parroquia en parroquia. El regalo de su ministerio y tiempo, es algo que nunca seré capaz de reconocer adecuadamente. Su amable capacidad y obvio amor por la Iglesia, le hace una persona ideal para el trabajo. El hace sentir bien a los párrocos y candidatos y yo le agradezco a Dios por todo lo que él hace por mí y por todos nosotros a través de la diócesis.

De hecho, el Espíritu Santo está muy activo en nuestra Iglesia local, trabajando a través de los padres de familia y los feligreses, padrinos y maestros, candidatos y personas generosas como el Diácono Lynn. Para todos ustedes, que de alguna forma ayudan con nuestras Confirmaciones, les digo, "Gracias." Desde el arreglo de las flores, la distribución de los programas, el canto de las canciones y la preparación de la recepción, todos ustedes juegan un papel importante y juntos formamos el Cuerpo vivo de Cristo. Nuestros jóvenes están siendo confirmados dentro de una maravillosa comunidad de creyentes y en su nombre y el mío, yo deseo agradecerles a todos. Verdaderamente, Cristo resucitado, uno con nuestro Padre celestial, está ciertamente presente en su Espíritu, con quien nosotros estamos sellados. Es en el nombre de este mismo Espíritu que les ofrezco esta palabras de gratitud. Gracias a todos.

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