Mensaje semanal del Obispo Solis

Friday, Apr. 03, 2020
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Obispo Oscar A. Solis

¡Saludos de paz! Estoy orando para que todos continúen bien en estos tiempos difíciles e inciertos. Todos ustedes están en mis pensamientos y oraciones, y los recuerdo a diario cuando celebro la Misa en mi capilla privada durante estos tiempos difíciles.

El Coronavirus ha interrumpido nuestra rutina normal para que descubramos lo que es verdaderamente esencial en la vida. Esta pandemia ha obstaculizado nuestros movimientos y nos ha obligado a quedarnos en casa alejados del trabajo y de otras preocupaciones en la vida. Por otro lado, nos ha dado la libertad para dedicar más tiempo a la familia y a los seres queridos y nos puede ayudar a reavivar y renovar las relaciones, proporcionarnos momentos preciosos para reflexionar sobre nuestra vida y su propósito, y redescubrir la presencia e importancia de Dios en medio de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte... En estos tiempos, encontremos fuerza, valor y esperanza.

A medida que continuamos abordando la gravedad de esta pandemia mortal, el gobierno no nos ofrece noticias más deslumbrantes que los informes de casos adicionales y el dramático aumento del número de muertes. Las nuevas directivas de las autoridades civiles y los funcionarios de salud pública nos advierten de que lo peor está por venir ya que ahora más estados luchan por hacerle frente al efecto mortal de esta enfermedad infecciosa. A nivel local, nuestro Gobernador emitió una nueva directiva, “Manténgase Seguro y Quédese en Casa”, para enfatizar la necesidad de ser cautelosos ya que muchos más personas que se someten a pruebas muestran signos positivos de la infección del virus.

Preparémonos para la próxima celebración de la Semana Santa y la Pascua conscientes de las circunstancias adversas que enfrentamos. Por esta razón, las limitaciones que hemos implementado hace unas semanas en cuanto a la celebración de nuestro culto y otras prácticas litúrgicas seguirán vigentes. Las directrices diocesanas, como la celebración de la liturgia sin la presencia física de los fieles laicos, se extienden para la Semana Santa, Pascua y muy probablemente hasta finales de abril o hasta nuevo aviso.

Dada la continua propagación de la enfermedad coronavirus y las restricciones que nos imponen las autoridades, creo que es necesario que nuestra Iglesia responda de manera responsable y pastoral, sirviendo a nuestro pueblo espiritualmente, manteniendo nuestras disposiciones y directrices diocesanas. Esto significa que las Misas continuarán ofreciéndose sólo en privado y por transmisiones en vivo en algunas de nuestras parroquias.  Lo mismo se aplica a la administración de otros Sacramentos y otros eventos de la Iglesia.

Por lo tanto, exhorto a todos los párrocos a que, siempre que sea posible, celebren todas las liturgias de Semana Santa, el Triduo y la Pascua como se indica, en ausencia física de los fieles laicos, y que éstas se transmitan en directo para que los fieles puedan participar en tiempo real en sus hogares y con sus familias. Las iglesias permanecerán abiertas a ciertas horas del día para la oración privada y las visitas personales al Santísimo Sacramento, con la disponibilidad de la confesión individual, así como los Sacramentos de la Unción de los Enfermos y el Viático en caso de emergencia.

En tiempos de angustias y tribulaciones, Dios siempre nos demuestra que se puede sacar algo bueno de ellas. Esta situación apareció cruelmente durante nuestra celebración de la época más Santa del año. Es un tiempo de penitencia y gracia mientras reflexionamos sobre el misterio pascual de Cristo. Los sacrificios que estamos pasando nos recuerdan los grandes sufrimientos de la pasión y muerte de Cristo. Es una gran ocasión para unirnos a la Cruz de Cristo, con la esperanza de que compartamos su gloria en su resurrección en la Pascua. Oremos y esperemos que la privación de la Sagrada Eucaristía y de otras cosas a las que nos hemos acostumbrado sean nuestras cruces para recoger y cargar por un corto tiempo.

Gracias a mis hermanos sacerdotes por su compromiso con nuestro ministerio sacerdotal y por sus formas creativas de servir y proveer a las necesidades espirituales del Pueblo de Dios y conectar nuestra Iglesia con los fieles en sus luchas y dificultades durante este tiempo particular en la vida de la Iglesia. Igualmente, gracias a nuestros maestros y personal de las escuelas Católicas, ministros y otros voluntarios de la Iglesia mientras continúan conectándose a nuestros estudiantes y sus familias. No podemos agradecer suficientemente a los expertos médicos y de salud que arriesgan sus vidas, los trabajadores diarios que ayudan a que nuestras vidas continúen. Por favor, quiero que sepan de nuestro agradecimiento y aprecio por su heroico servicio a nuestra comunidad y al mundo.

Además, estoy profundamente agradecido a todos nuestros feligreses por su comprensión, amable apoyo y participación. Puede que no podamos reunirnos en nuestras parroquias durante la Semana Santa y la Pascua, pero Dios en su Divina Providencia nos dio la tecnología digital para unirnos espiritualmente y como comunidad de fe a través de las celebraciones de la Santa Misa transmitidas en directo, de forma remota y virtual. Por favor, continuen visitando nuestra página web diocesana en www. dioslc.org donde pueden ver y participar en la misa diaria y en los próximos servicios de Semana Santa y Pascua.

Estos son tiempos extraordinarios y estamos pisando territorios inexplorados. Hagamos lo que se requiere de nosotros para la seguridad de todos. Sigan el “distanciamiento social” pero no olviden el “cuidado de la comunidad”. Compartir el amor de Cristo con los demás, especialmente con los pobres y los necesitados. Nuestra Iglesia permanece abierta a servir como se nos permite, así que por favor envíen sus ofrendas de los domingos a sus parroquias y misiones para ayudar a mantener nuestra misión, la vida de nuestra Iglesia local.

Que Dios en su amor y misericordia, a través de la intercesión de nuestra Madre Santísima y todos los Santos nos ayude a permanecer unidos como una familia de fe, a perseverar vigilantes en la oración, y encontrar la sanación para aquellos que han contraído la enfermedad. Que Él nos bendiga con valor, esperanza y paz.

+ El Reverendísimo Oscar A. Solis

Obispo de Salt Lake City

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