Narrativa real sobre el aborto, abre los ojos ante una cruda realidad de nuestros tiempos

Friday, Oct. 23, 2015
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Patricia Sandoval compartiendo su mensaje pro-vida durante su presentación en Saint Andrew. IC photo/Laura Vallejo
By Laura Vallejo
Intermountain Catholic

RIVERTON — Conociendo lo que es el sexo desde una temprana edad, habiendo tenido tres abortos en dos años, trabajando en una clínica abortiva, drogas, viviendo en las calles, luchando con los remordimientos, era la única forma de vida que una mujer Católica de California conocía, esto hasta que experimentó la Misericordia de Dios.
El 17 de octubre Patricia Sandoval compartió su historia tanto en inglés como en español ante dos diferentes audiencias que se dieron cita en la Iglesia de Saint Andrew en Riverton. Sandoval compartió su testimonio de vida sobre la realidad del aborto y como esta afecta a las mujeres, a los hombres a los niños, a las familias y a la sociedad.
Sandoval dijo que de pequeña su vida fue muy linda. “Vivíamos en California y mi papá nos proveía con todo lo que necesitábamos… Mi mamá siempre me decía que yo era su princesa, y yo me lo creí”. Pero su vida no era la perfección que ella creía: su padre nuca fue afectivo con ella ni con nadie y su mamá un día le dijo que al llegar a los 40 años de edad se iba a cortar las venas pues ella no quería envejecer, quería permanecer siempre joven.
Estos mensajes fue lo que Sandoval aprendió de pequeña, ella sentía que lo importante en esta vida era ser bonita, tener dinero, y conocer a un hombre que pudiese solventar sus gastos. El primer y único contacto directo que tuvo con Dios fue al hacer su Primeria Comunión.
A los 12 años de edad en su escuela le dieron una clase de educación sexual, en la cual muy gráficamente le describieron actos sexuales; el mensaje que pareciera le habían dado era que el sexo está bien mientras que este sea realizado con protección.
Fue así que Sandoval tuvo relaciones sexuales con su novio, pensando que todo estaría bien pues usaron prote-cción…pero ella salió embarazada. Su novio le ofreció todo su apoyo y le pidió que continuara con el embarazo, pero sus amigas le decían que estaba loca que su bebé solo le iba a ser un obstáculo en su vida y en su futuro.
Entonces ella pensó en lo decepcionado que su papá se iba a sentir si se enteraba que estaba embarazada, como su princesa iba a estar embarazada; fue así que decidió abortar; en California las niñas desde los 13 años pueden tener un aborto sin necesitar el consentimiento de sus padres. 
Sandoval dijo que cuando llegó a la clínica fue recibida como si fuera una especie de heroína. “Me dijeron, ‘no te preocupes, es solo una bolsa de células’. Tú vas a estar bien…’ yo pensaba como ya no iba a engordar, en cómo iba poder hacer lo que quisiera pues ya no iba a tener esa responsabilidad, en lo formidable que yo era pues no iba a derramar ni una lágrima, en como mi papá nunca se iba a enterar de que su princesa estaba embarazada…”.
Después de su primer aborto, Sandoval dijo que sintió un gran vacío en su interior. Sandoval  tuvo dos abortos más en lo que fue un periodo de dos años, para después entrar a trabajar en una clínica de abortos.
Para su sorpresa, en su primer día del trabajo se le dijo que no podía utilizar las palabras ‘bebé’ o ‘mamá’ o papá’, en su lugar ella se debería de referir a los fetos como ‘unas bolsas de células’ y ella debía siempre animar a las niñas a abortar sin importar nada más.
“La forma en que yo me trataba de convencer a mí misma de que esto estaba bien era diciéndome que eran sus cuerpos, que una mujer tenía el derecho de hacer con su cuerpo lo que ella quisiera. Así paso el tiempo y Sandoval se iba sintiendo más y más vacía pero seguía facilitando los abortos hasta que un día al tener que ayudar durante el aborto de una niña de 15 años que tenía 6 meses de embarazo con gemelos Sandoval no pudo más y salió corriendo de la clínica parta no regresar más.
Para poder lidiar con los remordimientos Sandoval se refugió en las drogas, primero cocaína y cuando esta ya no fue suficiente con crack. Sola, sin dinero, un día fue abandonada en la calle por su novio quien nunca regreso por ella.
Tocando fondo, llorando Sandoval dijo que finalmente sintió que necesitaba ser perdonada y fue entonces que sintió la presencia de Dios…”Cuando abrí los ojos tirada en la calle, vi los ojos azules más lindos que había visto…era una mesera de un restaurante cercano quien me dijo que la dejara ayudarme que mientras que ella estaba trabajando escucho a Dios diciéndole que volteara a la ventana … y fue así que me vio tirada en la calle”, dijo Sandoval.
La mesera la llevó a la casa del Padre de Sandoval. Cuando este abrió la puerta al ver a una mujer exageradamente delgada, sin cabello, sucia, él extendió sus brazos para abrazarla y le dijo por pri-mera vez ‘te amo’.
Sandoval comenzó su camino hacia la recuperación donde decidido dedicar su vida a defender y a ser pro-vida. “La mejor manera que encontré para hacerlo fue compartir mi testimonio de vida”, dijo Sandoval quien sabe perfectamente que las niñas y jóvenes pueden ser fácilmente manipuladas especialmente si tienen miedo. Las niñas necesitan aprender a respetarse a si mismas, a aprender que la vida comienza en la concepción “ y que Dios siempre está ahí con nosotros; él siempre nos está hablando pero a veces somos muy egoístas y ego céntricas”, dijo Sandoval.
“Ella es una testigo del amor del Dios”, dijo el Padre Marco Tulio. Párroco de Saint Andrew. “Ella es un a testigo de la realidad y crueldad del aborto. Ella no debería de estar viva, pero Dios eligió que compartiera sus experiencias y es por eso que ella está hoy aquí con nosotros”.
“A veces cuando escuchamos las pa-labras de alguien quien lo vivió en carne propia uno se estremece. Necesitamos hacer mas y defender a los no natos”, dijo Rocio Cervantes, quien asistió al evento.

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