Obispo Wester dice que el mensaje del Papa es alentador

Friday, Jan. 11, 2013
By The Most Rev. John C. Wester
Bishop of Salt Lake City

(Nota del editor: el mensaje del Papa Benedicto XVI se encuentra en la página 15.)

En este momento especial de la historia, cuando la diversidad de nuestro país y nuestra Iglesia se encuentra en un continuo crecimiento, me alegra saber que el Santo Padre en su mensaje de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado ha enfatizado el hecho de que cada ser humano tiene ciertos derechos fundamentales que deben de ser respetados por todos en cualquier circunstancia.

La humanidad de los migrantes y refugiados frecuentemente se pierde dentro del clima político, el cual tiende a satanizar a los inmigrantes, presentándolos como un problema o una situación política.

Esta perspectiva ignora el hecho de que son seres vivientes, que respiran que tienen sueños, esperanzas y miedos tal como cada uno de nosotros.

La migración es una cuestión humana, moral y espiritual y también política, y por eso no debemos de perder nunca el sentido de las personas que están involucradas. Me alegra saber que el Santo Padre a enfatizado ese punto, ya que no debemos nunca olvidar que se trata de seres humanos.

Esta bien el sostener debates acerca de la cuestión política, pero esas discusiones deben de tomar el asiento trasero priorizando al ser humano. Debemos siempre tener en cuenta que la mayoría de los migrantes han huido de la persecución, bien sea económica, espiritual o política. Están buscando una mejor calidad de vida tanto para ellos como para sus hijos, tal y como todos lo haríamos en circunstancias similares.

Como el Santo Padre enfatiza en su mensaje, la Iglesia nos enseña que las personas tienen el derecho a la vida, a la libertad a la felicidad.

Me gustaría agregar que nosotros quienes recibimos a los migrantes tenemos el mandato del Evangelio de darles la bienvenida.

El Papa da un muy buen punto sobre esto: Dios viaja con los migrantes, y nosotros, como gente de fe, estamos llamados a ser instrumentos del Señor para darles la bienvenida.

Esta obligación moral es absoluta. Podemos tener diferencias acerca de la política migratoria, pero eso no libera a nadie de la obligación moral de ofrecer hospitalidad al extranjero.

Nosotros, como pais que recibe, nos beneficiamos de la mano de obra de los migrantes, y no podemos decir ‘se necesita ayuda’ y por el otro lado ‘se prohíbe la entrada’.

Otro punto que el Papa Benedicto XVII hace es que la bienvenida se debe extender del tan solo decir ‘Me alegra verte, mantente seguro y aliméntate bien’.

Debemos cuidarnos los unos a los otros de tal manera que los ayudemos a establecerse y a ser miembros productivos de nuestra sociedad.

El programa de bienvenida de Catholic Community Services, junto con su ministerio de Refugee Resenttlement es una forma maravillosa para esto, ayudar a las parroquias en Utah dar la bienvenida no solo a los migrantes sino a todas las personas que acudan a sus puertas.

También me gusta mucho que el Santo Padre dice que las personas tienen el derecho de migrar, pero también tienen el derecho a no hacerlo, y necesitamos enfatizar el hecho que forzar a las personas a dejar sus propios países.

Necesitamos orar al Espíritu Santo para que guie a aquellos países encuentren formas para que las personas puedan vivir en ellos.

Debemos llamar a nuestros líderes gubernamentales para ayudar a establecer protocolos en donde las personas puedan estar en paz y harmonía sin importar el lugar que llamen hogar.

Por ejemplo, si necesario, los países bien desarrollados pueden encontrar maneras de reducir o perdonar las deudas de los países en desarrollo permitiéndoles así desarrollar una economía sustentable.

El Papa Benedicto XVI también habla de la tragedia del tráfico humano. Esto es algo terrible tanto para nuestro país como para nuestro mundo, y las leyes migratorias pueden ayudar a prevenir que los migrantes caigan en manos de esto y sean victimizados por lo mismo.

Mientras que los que hemos estado trabajando desde hace mucho tiempo en esta arena a veces nos desanimamos por la falta de acción de los legisladores, y el dolor que causa a los migrantes que son separados de sus familias, de las condiciones injustas de trabajo o de las luchas para encontrar alimento y alberge, nos anima leer que el Santo Padre tiene esperanza y optimismo.

Ciertamente dice que los migrantes tienen dos valiosas posesiones fe y esperanza: esperanza en una vida mejor y fe en que Dios los acompaña. He visto como nuestros migrantes son muy creyentes; tienen una relación maravilloso con Dios. También tienen un sentido de esperanza que los ayuda a buscar una mejor vida y harán que nuestro país sea mejor y más productivo

Con el mensaje del Papa Benedicto XVI como base, los obispos necesitamos trabajar para asegurar que nuestras parroquias den la bienvenida a todos, incluyendo a los migrantes. Debemos animar a los oficiales electos para que estos trabajen más rápido en desarrollar una legislación migratoria efectiva.

Una Una reforma migratoria sensible y humana es necesaria. No podemos esperar a otro ciclo de elecciones, o por la construcción de más murallas y centros de detención.

Debemos actuar ahora para sacar a las personas de las condiciones deshumanizantes en las que viven simplemente por ser migrantes.

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