En una de sus más recientes homilías el Papa Francisco preguntó, "Oramos… por costumbre, sin ser molestados o ¿nos ponemos de forma valiente ante el Señor para pedirle por su Gracia, para pedirle por lo que estamos orando? Esto me hizo pensar acerca de mi propia vida de oración. Frecuentemente he sido culpable de orar simplemente por costumbre, simplemente recitando palabras que he memorizado desde que era pequeña, pero sin reflejar su verdadero significado y el como este se aplica en mi vida. Así es que, ese día, conforme me disponía a irme a dormir y recitaba la oración al Señor, recordé las palabras del Papa Francisco y decidí orar con mi corazón reflexionando sobre las palabras en lugar de apurarme a través de ellas. ¡Fue una experiencia mucho mejor! Aquí están las preguntas en las que reflexioné. Tómate tiempo para pensarlas. Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. ¿Cómo puedo utilizar mis palabras y mis acciones para honrar a Dios? Venga a nosotros tú reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Hoy, ¿he cuestionado a Dios? ¿Quiero controlar cosas de las que no tengo control? Danos hoy nuestro pan de cada día. ¿He agradecido por el alimento emocional físico y espiritual que hoy he recibido? Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. ¿He perdonado a quienes me han herido?, ¿les he dicho mi sentir? No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén. ¿Existen tentaciones en las que he caído en mi vida?, ¿Cómo puedo evitar las tentaciones?
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