Un legado de servicio, fe y perseverancia

Friday, Aug. 07, 2015

MIDVALE — Humilde, hombre de fe, trabajador, siempre con una alegría de vivir y dispuesto a ayudar, es parte del legado que Saúl Morales, feligrés de Santa Tersita del Niño Jesús dejó.

El Domingo 5 de julio del 2015 a las 9:45pm, Morales exhaló lo que fuera su último aliento rodeado de toda su familia que vino de México a verlo; desde hace más de un año Morales estuvo recibiendo quimioterapia debido a un cáncer de estómago que lo pusiera en coma antes de partir de la vida terrenal.

Morales era feligrés de la parroquia de Santa Teresita del Niño Jesús en Midvale en donde además de ser un acomodador de personas, catequista y lector, comenzó las ligas de futbol soccer para los niños de la parroquia.

“Como feligrés y como amigo fue un gran ser humano”, dijo Néstor Lozano, quien también es feligrés de Santa Teresita del Niño Jesús.

Originario de Durango en México, Morales llegó a los Estados Unidos hace más de 20 años. Estaba casado y tenía tres hijos.

Margarita, su compañera fiel de veinte años dijo que la partida de Morales ha sido difícil pero tanto ella como su familia hicieron la promesa de seguir sus pasos y su ejemplo de vida.

“El tenía a Dios siempre presente… nunca se quejaba y nos enseñó a nunca darnos por vencidos y siempre estar positivos y a nunca perder la fe en Dios”, dijo Margarita.

Ese sentimiento fue compartido por las muchas personas que estuvieron presentes en la Misa funeraria en la cual el Padre Joseph Frez, párroco de Santa Teresita del Niño Jesús, dijo que a pesar de no haber conocido a Morales por mucho tiempo, estaba a gradecido por su vida y por su ejemplo de vida.

“El hecho de que todos ustedes estén aquí para celebrar su vida y para recordarlo, habla mucho de todo lo que él hizo en vida, sabemos que fue un hombre de Dios que compartió muchas cosas buenas durante su tiempo con nosotros”, dijo el Padre Frez.

El cáncer de estómago es un tipo de crecimiento celular maligno producido con capacidad de invasión y destrucción de otros tejidos y órganos, en particular el esófago y el intestino delgado que si no es tratado a tiempo puede llegar a causar la muerte. Cuando Morales fue diagnosticado los doctores le dijeron que ya no había nada que hacer.

 “Pero él nunca se rindió… siempre decía que estaba en las manos de Dios y fue asi que seguía asistiendo a sus quimioterapias”, dijo Margarita.

  Contra a las expectativas de perder todo su cabello y estar siempre cansado, Morales nunca dejó de servir y asistir a su parroquia y hasta su último día nunca perdió su cabello.

“Siempre estaba fuerte, cuando llegábamos a la parroquia, a pesar de estar ya muy enfermo, las personas le preguntaban cómo seguía y el siempre respondía que muy bien que ya iba saliendo del cáncer, siempre sonreía hasta que ya estando solo rompía en llanto por el dolor que sentía”, dijo Margarita.

Lozano agregó que Morales siempre estaba compartiendo y estaba interesado en ayudar en lo que pudiese.

“Se merece toda nuestra admiración, estaba lleno de talentos que siempre compartió con todos, su amor, cuidados y servicio hacia los jóvenes era contagioso… siempre fue muy noble y siempre estaba abierto a dar la mano”, dijo Lozano.